Evangelio miércoles 14 de febrero
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis
de Ibagué
“Jesús dijo
a sus discípulos: Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los
hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna
recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no
lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y
en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya
tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano
izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto;
y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como
los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las
esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su
recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la
puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará.” °°° Mateo 6, 1-6. 16-18.
¿Cómo
se vive una auténtica religión? El apóstol san Pablo recomienda: “No hagan inútil la Gracia de Dios que han
recibido” (2 Corintios 6, 1). El libro de la creación nos recuerda lo que
somos: “Recuerda que eres polvo y al polvo volverás” (Génesis 3, 19). Una
actitud que no debemos perder de vista es la humildad. Es la que nos permitirá
ser verdaderos hijos de Dios. La
humildad nos remite a lo que somos y deberíamos ser.
La
etimología de la palabra es “Humus” tierra, suelo. Eso somos y nos deberíamos
comportar según la humildad. Quien conoce bien su religión sabe de dónde ha
salido y a dónde regresa. Dice el libro sagrado: Todos han salido del polvo y
todos vuelven al polvo” (Eclesiastés 3, 20).
Jesucristo
recomienda para vivir una buena religión: “No practiquen la justicia para que
los vean los demás”. Quien cree en Dios, no cae en la trampa de la vanidad,
la hipocresía, las apariencias. Vive su religión como lo manda el Maestro:
“Somos servidores, hemos hecho lo que debíamos hacer”. (Lucas 17, 10).
La
conversión permanente es el medio que evita que la religión tome otro camino. La conversión se cumple cuando la persona
se compromete a hacer algo diferente, a cambiar en su forma de vivir, a dar
un giro a su vida. Es algo así como una acción que reclama un efecto. “Con
versio”. El Papa Francisco enseña que nos convertimos en la medida en que nos
abrimos a la belleza, a la bondad y a la ternura de Dios. (cfr. Mensaje
Twitter, 6 de diciembre, 2020).
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