Evangelio lunes 12 de febrero
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Se
acercaron a Jesús los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una
señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. Jesús suspiró profundamente y
dijo: «¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a
esta generación ninguna señal». Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a
la orilla opuesta.” Marcos 8, 11-13
Dios
no se somete a la terquedad y las contrariedades de algunas personas. Fariseos,
Escribas, Publicanos, Doctores de la ley, una buena serie de grupos y
movimientos, se dejaban guiar por la ley que ellos ya conocían, se la sabían de
memoria. Era tan exagerado el asunto de la ley, que esa misma ley estaba por
encima de la realidad misma de las personas. Cuando llega el Maestro de
Nazareth, los mismos grupos atacan al Salvador pidiendo señales.
La
pregunta sería: ¿Cuáles señales? Lo que ellos no aceptaban era un Mesías
querendón de los pobres, visita familias, come con pecadores, perdona pecados,
sana enfermos los sábados, etc. Aceptar la nueva ley de Dios que contempla más
al ser humano y menos al legalismo o el sentirse juez de los demás, es bien
complicado.
Dios
siempre tiene una buena respuesta ante las contrariedades de los humanos.
Por ejemplo: “Qué permite la ley en el sábado, hacer el bien o el mal” (Lucas
6, 9). “Si alguien no tiene pecado, que le arroje la primera piedra” (Juan 8,
7). “Todo el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida
por mí, la salvará”. (Mateo 10, 39). “Todos somos pecadores, todos debemos
buscar a Dios” (Romanos 3, 11).
El
Papa Francisco recomienda el discernimiento para que podamos entender los
signos de Dios. El movimiento sería, al contrario, los creyentes debemos
discernir y no pedir cuentas a Dios o que Él nos dé señales. Afirma el santo
Padre: los pensamientos del mundo al principio son atractivos, pero después
pierden brillo y dejan vacíos, descontentos, te dejan así, una cosa vacía.
Los
pensamientos de Dios, al contrario, suscitan al principio una cierta
resistencia —“Esto aburrido de los santos no lo leeré” —, pero cuando se les
acoge traen una paz desconocida, que dura mucho tiempo”. El discernimiento es la ayuda para reconocer las señales con las cuales
el Señor se hace encontrar en las situaciones imprevistas, incluso
desagradables. (cfr. Audiencia, 7 de septiembre, 2022).
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