Evangelio viernes 9 de febrero
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Se marchó
de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando
la Decápolis. Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le
ruegan imponga la mano sobre él. El, apartándole de la gente, a solas, le metió
sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua.
Y,
levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: «Effatá», que quiere
decir: «¡Ábrete!» Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de
su lengua y hablaba correctamente. Jesús les mandó que a nadie se lo contaran.
Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban. Y se
maravillaban sobremanera y decían «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos
y hablar a los mudos». Marcos 7, 31-37.
Una
fe pura, revoluciona la vida y el quehacer de una persona. Todo depende de la
fe. Cuando Dios descubre la calidad de la fe de determinada persona,
aparece el milagro que necesita dicha persona. Un milagro es un acontecimiento
extraordinario. Cuando le cambia o la misma persona toma la decisión de cambiar
en su vida, eso es extraordinario.
Todos los
momentos en que el Hijo de Dios contempló las dolencias humanas, siempre
terminaron en actos extraordinarios. La
conclusión es que el Salvador del mundo todo lo hace bien, no existe
ninguna posibilidad de que haya empezado una acción con alguien y no la haya
terminado, todo lo hace bien.
Un sordomudo puede ser un
impedimento desde el campo físico y desde la auto-estima de alguna
persona. Como el Hijo de Dios todo lo
hace bien, Él hace hablar a los mudos y permite escuchar a los sordos. El punto está en la fe, en el deseo de cada
persona, en la conversión personal, en la dicha de haber encontrado a Dios
en su vida.
La
Escritura nos permite conocer los clamores de la humanidad: “¿Hasta cuándo
triunfarán los malvados?”. Dicen insolencias, se jactan los malhechores. Dios
contesta: Cuándo van a comprender, será que quien hizo los oídos no sabe
escuchar, quien hizo los ojos no sabe ver. Dios conoce los planes de los
hombres. (cfr. Salmo 94). Algunas
personas por terquedad, quieren ser mudas o desean ser sordas.
Yahveh
da buenas recomendaciones a Moisés, para que el pueblo de Dios sepa cómo deben
vivir aquellos que creen en Dios. El capítulo 19 del libro del Levítico en
la Escritura, es un buen plan de vida de fe. Dice el buen Dios: “No oprimirás
ni despojarás a los demás. No gritarás maldiciones al sordo, ni pondrás
obstáculos al ciego. Yo soy Yahveh. (Levítico 19, 13-14).
El Maestro de Nazareth le envía mensajeros a
Juan el Bautista
para decirle cuáles son los milagros que hace Dios con la fe de las personas.
“Los ciegos ven, los sordos escucha, los muertos resucitan”. (Mateo 11, 5). El
profeta le reclama al pueblo de Israel porque son como ciegos y sordos ante la
Palabra del Señor. (cfr. Jeremías 6, 10).
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