Evangelio miércoles 28 de febrero
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Mientras
Jesús subía a Jerusalén, llevó consigo a los Doce, y en el camino les dijo: “Ahora
subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos
sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los
paganos para que se burlen de Él, lo azoten y lo crucifiquen, pero al tercer
día resucitará”.
Entonces la madre de los hijos de
Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante Él para
pedirle algo. “¿Qué quieres?”, le preguntó Jesús.
Ella le dijo: “Manda que mis dos
hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”. “No
saben lo que piden”, respondió Jesús. “¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé?”
“Podemos”, le respondieron. “Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi
cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí
concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi
Padre”.
Al oír esto, los otros diez se
indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes
saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les
hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así.” °°° Mateo 20,
17-28.
El
deseo inapropiado por la vanagloria humana, por el reconocimiento de las
multitudes, es el camino totalmente equivocado para alcanzar la gloria de Dios.
El apóstol de los gentiles nos recomienda: “No hagan cosa alguna por espíritu
de rivalidad o de vanagloria; sean humildes y tengan a los demás por superiores
a ustedes”. (Filipenses 2, 3). Para un buen comunicador del Evangelio de Dios,
cumplir con esa misión no es un motivo de orgullo, si lo hace de esa forma
equivocada, ya recibió su propia paga. (cfr. 1 Corintios, 9, 16).
El
Papa Francisco recomienda siempre las obras de la luz, para no terminar
nuestras vidas en las tinieblas: “Si amamos a Dios y a los hermanos,
caminamos en la luz, pero si nuestro corazón se cierra, si prevalecen el
orgullo, la mentira, la búsqueda del propio interés, entonces las tinieblas nos
rodean por dentro y por fuera”. (cfr. Homilía, 24 de diciembre, 2013).
Hay que aprenderle a Dios, cómo funciona
una sociedad, encontrando la diferencia entre lo grande y lo pequeño; lo
sencillo y lo orgulloso; el humilde y el pedante; el paciente y el agresivo. El
Papa Francisco propone que “la única autoridad creíble es la que nace de
ponerse a los pies de los otros para servir a Cristo”. (cfr. Homilía para los
cardenales, 28 de junio, 2018).
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