Evangelio lunes 19 de febrero 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús dijo
a sus discípulos: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de
todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas
delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como
el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las oveja s a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
Entonces
dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la
herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque
tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era
forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme." °°° Mateo 25, 31-46.
Nuestros
comportamientos dan prueba de nuestra fe. El Maestro de Nazareth le propone
a la humanidad, en aras de la salvación y la vida eterna, pensar en dos
posibilidades: Mis comportamientos con
los demás como prueba de lo que soy y de lo que creo. Lo segundo, el juicio
que recibe cada persona de acuerdo a su manera de proceder y vivir su fe en
este mundo.
Cada
una de las posibilidades tiene su razón y se explica por sí misma. Ninguna
contradice a la otra. Ninguna sirve para amenazar a la otra. Sencillamente
basta dejarnos guiar por la ley de la causa y del efecto. Así lo propuso el
buen filósofo griego Aristóteles. “Todo efecto tiene su causa”. Toda acción
provoca una reacción, lo normal es que exista un resultado.
Si aplicamos la filosofía a la
teología podemos decir que cada acción
que realice una persona en el campo de la fe, en materia de religión, Dios será
quién de la calificación a nuestra manera de ser. Por ejemplo: Las
bienaventuranzas indican el camino deseado por Dios para todos aquellos que
vivan según su plan de salvación.
La reacción
contraria sería el efecto, la persona cree, pero hace todo lo contrario, no
cumple con la voluntad de Dios. El camino correcto para la salvación es la
práctica de la caridad, la misericordia con los demás. Si el efecto es
contrario, se cierra la puerta que abre el camino hacia la salvación.
El
Papa Francisco explica que el juicio final de nuestras vidas, tendrá como fundamento
el amor y la misericordia. El santo Padre recomienda leer y meditar ese
capítulo 25 del Evangelio según san Mateo. El día del juicio está deformado por
nuestros pequeños juicios. Tal vez los que piensan en el cielo juzguen
severamente a los que piensan en la tierra y viceversa. La cuestión es otra: el
amor concreto.
Debo hacer el examen de conciencia: "¿Con qué medida mido a los
demás? ¿En qué medida me mido? ¿Es una medida generosa, llena del amor de
Dios, o es una medida de bajo nivel? Y con esta medida seré juzgado, no será
otra: esa, sólo la que yo hago. °°° (cfr. Homilía, 30 de enero, 2020).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN
HAZ CLICK AQUÍ