10 de febrero de 2024

JESUCRISTO OFRECE SALVACIÓN CON EL CORAZÓN EN LA MANO Evangelio domingo 11 de febrero 2024


JESUCRISTO OFRECE SALVACIÓN CON EL CORAZÓN EN LA MANO 
    
Evangelio domingo 11 de febrero 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio». Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio. Le despidió al instante prohibiéndole severamente:
 
«Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio». Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público.” °°° Marcos 1, 40-45. 
 
            El enviado de Dios anuncia la salvación desde la compasión y la misericordia con todas aquellas personas que lo busquen, que lo llamen, que le oren, que le hablen con humildad, que aprendan la buena regla para encontrar a Dios. “Acogerse a la voluntad de Dios”. Ante las circunstancias sociales, ante la discriminación, ante la persecución, ante las duras palabras como algunas personas descalifican a los demás. La Biblia enseña, decirle a Dios: “Si quieres, puedes limpiarme”. (Marcos 1, 40).
 
Jesucristo salva con el corazón en la mano. No es cristiano ofrecer salvación haciendo sentir mal a los demás. El Hijo de Dios reintegra las personas a la sociedad, no las señala, no las martiriza, sencillamente le dice: “Si quiero hacerlo”. El apóstol san Pablo nos recomienda los más nobles sentimientos para tratar a los demás. Sentimientos de compasión, humildad, mansedumbre, paciencia. (cfr. Colosenses 3, 12-15).
 
            Ver, tener compasión y enseñar la Palabra, son los tres verbos que identifican a Jesús como el Mesías, el Salvador, el excelente pastor.  Así lo enseña el Papa Francisco de la siguiente manera: El primero y el segundo están siempre asociados a la actitud de Jesús: de hecho, su mirada no es la de un sociólogo o la de un fotoreporter, porque Él mira siempre "con los ojos de corazón". Estos dos verbos: "ver" y "tener compasión", configuran a Jesús como el Buen Pastor.
 
También su compasión no es solo un sentimiento humano, pero es la conmoción del Mesías en la que se hizo carne la ternura de Dios. Y de esta compasión nace el deseo de Jesús de nutrir a la multitud con el pan de su palabra. (cfr. Ángelus, 19 de julio, 2015). 
 
EN EL AÑO DEL HIJO JESUCRISTO
Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. La Iglesia confiesa así que Jesús es inseparablemente verdadero Dios y verdadero Hombre. Él es verdaderamente el Hijo de Dios que se ha hecho hombre, nuestro hermano, y eso sin dejar de ser Dios, nuestro Señor. «El Hijo de Dios [...] trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado» (Gaudium et Spes 22, 2). (Catecismo 464-470).
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