Evangelio sábado 17 de febrero
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Los
fariseos y sus escribas murmuraban diciendo a los discípulos: «¿Por qué coméis
y bebéis con los publicanos y pecadores?» Les respondió Jesús: «No necesitan
médico los que están sanos, sino los que están mal. No he venido a llamar a
conversión a justos, sino a pecadores». Lucas 5, 27-32.
La
misericordia de Dios se impone ante el juicio imprecativo de algunos creyentes.
Ha existido una tentación de dividir el mundo creyente, entre aquellos que se
sienten diferentes a los demás, porque cumplen externamente con todas las
reglas de comportamientos y aquellos que son considerados pecadores.
La sorpresa
es que existen cantidad de personas que viven sus vidas en el campo de la
misericordia, pero como no cumplen con las reglas, nadie las tiene en cuenta.
El Maestro enseña una religión donde los pecadores son los primeros invitados. La podemos llamar una religión de la
misericordia y no del juicio.
La
Salvación que ofrece Jesucristo no es destruyendo a las personas sino renovando
el espíritu de todos aquellos que deseen aceptar su mensaje de vida nueva.
Quienes discriminan a los demás en una religión son los orgullosos, son
aquellos que no entienden la misericordia y la bondad de Dios. Son aquellos que
aparecen en el Cántico del Magnificat: “El poderoso hace obrar grandes por la
humanidad, derriba del trono a los soberbios y enaltece a los humildes”. (cfr.
Lucas 1, 46-55).
El
Papa Francisco habla de dos culturas en la forma de vivir la fe y nuestra
religión. Afirma el santo Padre: “Una cultura del encuentro: Jesús ha
querido encontrar, sobre todo, personas afectadas por la enfermedad y la
discapacidad, para sanarles y devolverles su dignidad plena.
Es muy importante
que justo estas personas se conviertan en testigos de una nueva actitud.
Cultura de la exclusión: la cultura del prejuicio, porque se perjudica y se
excluye. La persona enferma y discapacitada, precisamente a partir de su
fragilidad, de su límite, puede llegar a ser testigo del encuentro”. (cfr.
Discurso, 29 de marzo de 2014).
El
apóstol san Pablo propone la cultura de la misericordia con los demás.
“Revístanse de la compasión tierna, la humildad, la bondad, la mansedumbre, la
paciencia. Por encima de todo lleven el cinturón del amor”. (Colosenses 3,
13-15).
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