Evangelio lunes 26 de febrero
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Dijo Jesús
a sus discípulos: «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis
y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis
perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante
pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis
se os medirá». Lucas 6, 36-38.
La
auténtica vida cristiana es un proceso de madurez, de conversión personal, de
superación, de llegar a la conclusión que, si para Dios todo es posible, de
ninguna manera puede pedir una vida imposible. No existe cristianismo sin misericordia y sin perdón. Sería más
fácil vivir una religión sin compromisos con los demás. Dios propone un
termómetro para poder medir la eficacia de nuestra religión. Todos nuestros
afectos, sentimientos, palabras y deseos serán buenos, siempre y cuando se
puedan evaluar en la manera como trato a los demás. “En la medida con que
midáis, se os medirá”.
El
Hijo de Dios logró cumplir perfectamente con su misión, gracias a que conservó
su identidad, la puso a prueba y la propuso como medio de evaluación. Él
mismo lo explica: “Si yo no cumplo las obras del Padre, no me crean. Pero si
las cumplo, aunque no me crean por mí, crean por las obras que hago y sepan de
una vez que el Padre está en mí y yo estoy en el Padre.” (Juan 10, 37-38).
El misterio
de nuestro vivir, se descubre y se afirma en el misterio de Dios. Sabemos que Él es justo, es misericordioso. Perdona, entiende, espera, es
dinámico, se revela de múltiples formas; se comunica con nosotros a través de
eventos personales o de terceros, se quedó para nosotros en la mesa del altar.
(cfr. Juan 6, 53-54).
El
Papa Francisco enseña que la misericordia es el camino de la perfección. Dice el santo Padre: “la perfección es el amor
misericordioso: ser perfecto significa ser misericordioso. “Efectivamente Dios
es perfecto. Pero si lo consideramos así, es imposible para el ser humano
tender hacia esa perfección absoluta. En cambio, si pensamos en Él como misericordioso,
comprendemos mejor en que consiste su perfección y nos sentimos llevados a ser
como Él: llenos de amor, de compasión y misericordia”.
La misericordia se expresa, en primer lugar, en
el perdón: "No
juzguéis y no seréis juzgado; no condenéis, y no seréis condenado; perdonad y
seréis perdonados” El segundo pilar es dar. "Dad y se os dará …con la
medida con la que midáis seréis medidos”. “Dios
nos da mucho más de lo que merecemos, pero será aún más generoso con los
que hayan sido generosos aquí en la tierra” (cfr. Audiencia, 21 de septiembre,
2016).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN
HAZ CLICK AQUÍ