Evangelio martes 29 de octubre
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Dijo también: “¿Con qué podré
comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló
con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa”. Lucas 13, 18-21.
El
Reino de Dios se vive, se entiende, se proclama desde la sencillez, los
gestos nobles, la humildad del corazón. Se llegan a realizar obras grandes en
nombre de Dios, desde que tengamos la intención de valorar los pequeños gestos
como los acentos grandes del Espíritu de Dios. el Reino tiene una apariencia y
unos principios humildes. Su desarrollo es sorprendente. °°° “los pájaros
pueden descansar a su sombra” (cfr. Marcos 4, 32).
El
catecismo de la Iglesia Católica nos ilustra muy bien sobre el Reino: Es
anunciado a todos los hijos de Israel. (cfr. Mateo 10, 5-7). Está destinado
para hombres y mujeres en el mundo. (cfr. Mateo 28,19).
El requisito para el Reino es acoger
la palabra del Nazareno. (cfr. Marcos 4, 26). El Reino pertenece a los pobres y a los sencillos. (cfr. Lucas
4,18). Todos los pecadores, estamos invitados a participar de su Reino. (cfr.
Marcos 2, 17). Con base en las parábolas, Jesucristo nos enseña la importancia
del Reino de Dios, el valor del Reino de Dios, los signos que acompañan al
Reino de Dios: “Por medio de ellas invita al banquete del Reino (cfr. Mateo 22,
1-14), pero exige también una elección radical para alcanzar el Reino, es
necesario darlo todo (cfr. Mateo 13, 44-45); las palabras no bastan, hacen falta obras (cfr. Mateo 21, 28-32).
Las
parábolas son como un espejo para el hombre: ¿acoge la palabra como un
suelo duro o como una buena tierra (cfr. Mateo 13, 3-9)? ¿Qué hace con los
talentos recibidos (cfr. Mateo 25, 14-30)? Jesús y la presencia del Reino en
este mundo están secretamente en el corazón de las parábolas.” (Catecismo
Iglesia Católica. # 546).
El
Papa Francisco nos enseña que: El Reino de los cielos es lo contrario de las
cosas superfluas que ofrece el mundo, es lo contrario de una vida banal: es
un tesoro que renueva la vida todos los días y la expande hacia horizontes más
amplios. Para vivir según el Reino son necesarias la gracia de Dios y la
disponibilidad de la persona. (cfr. Ángelus, 26 de julio, 2020).
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