Evangelio viernes 11 de octubre
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Jesús, que conocía sus pensamientos,
les dijo: “Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen
una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su
reino? Porque -como ustedes dicen- Yo expulso a los demonios con el poder de
Belzebú.
Si Yo expulso a los demonios con el
poder de Belzebú, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por
eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si Yo expulso a los demonios
con la fuerza de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.”
°°° Lucas 11, 15-26.
El
Hijo de Dios nos enseña qué significa vivir según el señorío de Dios. Se
supone que el Reino viene con la presencia de Jesús de Nazareth. Quienes
creemos en Dios, entendemos que el Reino de Dios está por encima del dominio de
Satanás. No existe la posibilidad de liberar a una persona del poder del
demonio con la ayuda del príncipe de los demonios.
El poder de Dios reside en su Reino a través
del Espíritu mismo
de Dios. Razón tuvo el Maestro de Nazareth al decir: “No se preocupen, el
Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre les enseñará todo y les
recordará todo” (Juan 14, 25-26). El apóstol san Pablo nos enseña que “Nadie conoce las cosas de Dios, sino el
Espíritu de Dios. Así conocemos lo que generosamente Dios nos ha dado” (1
Corintios 2, 11-12).
Según
el diccionario de teología bíblica existe una expresión para hablar de la
acción de Dios, que la denominan el “Dedo de Dios”. Jesucristo aclara a los
judíos que su poder de sacar demonios es una señal del cielo, porque se trata
del dedo de Dios. El poder de Dios está
en su mismo espíritu. Por ejemplo, Dios le entrega las tablas de la ley a
Moisés, escritas por el dedo de Dios. (Éxodo 31, 18).
Moisés y
Arón trataron de convencer al Faraón que el pueblo se liberaría de las plagas
de mosquitos, pero el Faraón no quiso aceptar la propuesta cuando le dijeron
que contara con el dedo de Dios. (Éxodo 8, 4-15).
El
Papa Benedicto XVI dice que: Dios reina en el mundo a través de su Hijo, hecho
hombre, y con la fuerza del Espíritu Santo, que es llamado el «dedo de Dios»
(Cf. Lucas 11, 20). Allí donde llega Jesús, el Espíritu creador trae vida y los
hombres quedan curados de las enfermedades del cuerpo y del espíritu. El señorío de Dios se manifiesta entonces
en la curación integral del hombre.
De este
modo, Jesús quiere revelar el rostro del verdadero Dios, el Dios cercano, lleno
de misericordia por cada ser humano; el Dios que nos dona la vida en abundancia,
su misma vida. (cfr. Ángelus, 27 de enero 2008).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN
HAZ CLICK AQUÍ