Evangelio martes 8 de octubre
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Y Marta, se multiplicaba para dar
abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi
hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano».
Pero el Señor le contestó: «Marta,
Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María
ha escogido la parte mejor y no se la quitarán.» Lucas 10, 38-42.
El
Salvador del mundo nos enseña a vivir de una manera equilibrada. El punto
está en entrar a definir: “El hacer y el ser”.
Marta y María tienen actitudes diferentes ante la presencia de Dios.
Marta está preocupada por cumplir con las tareas encomendadas. María se le
ocurre sentarse a escuchar al Maestro de Nazareth. Jesucristo recomienda buscar
el punto de equilibrio. ´” Todo extremo
es malo”.
El filósofo
griego, considerado el padre la filosofía occidental enseñaba: “La virtud es
una disposición voluntaria adquirida, consiste en un término medio, entre dos
extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto”. Aristóteles tiene la
razón. No se puede concluir que el
exceso y el defecto destruyen la perfección, solo el justo medio la
asegura.
La
Sagrada Escritura recomienda no caer en los extremos. Por ejemplo: “¡no seas
demasiado bueno ni demasiado sabio! ¿Para qué destruirte a ti mismo? Por
otra parte, tampoco seas demasiado malo. ¡No seas necio! ¿Para qué morir antes
de tiempo? Presta atención a estas
instrucciones, porque todo el que teme a
Dios evitará caer en ambos extremos”. Eclesiastés 7, 16-18.
Es normal
que nuestra vida se mueva en momentos difíciles y extremos. El consejo de oro es no dejarse vencer por
el extremo. No creer que todo está terminado, que ya no hay oportunidades.
El apóstol Santiago enseña que las personas que soportan las pruebas de la
vida, encontrarán la corona que nunca se marchita. (cfr. Santiago 1, 12-15).
El
Papa Francisco nos propone vivir nuestra vida cristiana ubicándonos entre la
contemplación y la acción. “Si queremos disfrutar de la vida con alegría,
debemos aunar estas dos actitudes: por un lado, el “estar a los pies” de Jesús,
para escucharlo mientras nos revela el secreto de cada cosa; por otro, ser
diligentes y estar listos para la hospitalidad, cuando
Él pasa y llama a
nuestra puerta, con el rostro de un amigo que necesita un momento de descanso y
fraternidad. Hace falta esta hospitalidad.” (cfr. Ángelus, 21 de julio, 2019).
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