24 de octubre de 2024

APRENDEMOS A LEER LOS SIGNOS DE DIOS Evangelio viernes 25 de octubre 2024


APRENDEMOS A LEER LOS SIGNOS DE DIOS                                                   Evangelio viernes 25 de octubre 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús dijo a la multitud:
Cuando ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede. Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede.
¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿Cómo entonces no saben discernir el tiempo presente?
 
            ¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo? Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y éste te ponga en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.” Lucas 12, 54-59.
 
            El Hijo de Dios nos propone pensar en la razón por la cual, los seres humanos siendo tan inteligentes en la contemplación de la naturaleza y la predicción del tiempo, por qué no pueden interpretar los signos de Dios que están en su misma Palabra. ¿Qué le hace falta a la inteligencia humana para saber leer los signos de Dios? La respuesta es: La combinación entre lo que creemos y las capacidades que tenemos gracias a Dios.
 
            Las personas olvidan lo que son y lo que pueden, de dónde lo obtuvieron. Ese es el primer paso, reconocer que la inteligencia, la sabiduría, el entendimiento, los talentos, todos son dones que Dios regala a cada persona. No es un ser humano superdotado sino alguien con mucho talento divino. Si reconozco que todo lo que soy se lo debo a Dios, entonces me podré convertir en un excelente intérprete de la Palabra divina.
 
El apóstol san Pablo logró colocar al servicio de la humanidad su gran inteligencia y sabiduría, cuando reconoció delante de Dios que la ley que él predicaba no era el fundamento de su misión. Su conclusión fue: “No vivo yo es Cristo quien vive en mí. Todo lo que vivo, lo vivo con la fe en el mismo Hijo de Dios” Gálatas 2, 20).
 
            Los signos de Dios van apareciendo en las palabras, en los gestos, en los milagros, en las actitudes, en las respuestas del Hijo de Dios. Quienes lograron contemplar esos signos desde la fe, pudieron vivir y convertirse en comunicadores del Reino de Dios. Todos los signos tienen su razón de ser. Por ejemplo: Jesucristo multiplica los panes, para que sus seguidores trabajen por el alimento que permanece hasta la vida eterna. (cfr. Juan 6, 12-15).
 
Jesucristo se ofrece como comida y bebida de salvación, Él es el Pan de la vida. Los que no entendieron, preguntaron y cómo puede este darnos a comer su carne. Los que entendieron, lo viven como el Pan de vida eterna. (cfr. Juan 6, 35).
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