Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
°°° “Se
acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron:
“Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte”. Él les dijo: “¿Qué
es lo que desean?” Le respondieron: ‘Concede que nos sentemos uno a tu derecha
y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. Jesús les replicó: “No saben
lo que piden. ¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo
con que seré bautizado?” Le respondieron: “Sí podemos”.
Y Jesús les dijo: “Ciertamente
pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con que yo seré
bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí
concederlo; eso es para quienes está reservado”. °°° El que quiera ser grande
entre ustedes que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el
esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo
sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos”. Marcos 10,
35-45.
El
servicio es una virtud, es una gracia, es una vocación. Es la gran enseñanza
que el Nazareno le propone a todos aquellos que deseen seguirlo, que quieran
convertirse en discípulos misioneros, que se sientan llamados a ser ministros
de Dios en el mundo. La mejor forma de evitar el primer pecado capital que
tanto mal ha hecho en la historia, es convertir esa soberbia, la arrogancia, la
prepotencia, el creerse superior a los demás, es estar convencido de prestar un
servicio a la sociedad.
Jesucristo pensó
en una Iglesia católica del servicio. Así se la imaginó y así la organizó con
sus primeros apóstoles. Les dio la consigna de un creyente: “El que quiera ser
grande o ser el primero, que sea el servidor de todos.”
El
servicio es una vocación. Son los frutos
de alguien muy carismático, enamorado de Dios y consciente de la necesidad de
servir a los demás. El mejor ejemplo en la historia de la salvación es
Jesucristo: Él es el mejor siervo, que asumió su vocación de salvador. (cfr.
Mateo 12, 18).
El servicio
según la Biblia está unido a una llamada de Dios, a cumplir la vocación universal.
El servicio se convierte en camino y mediación, para comprender la vocación de
todos los bautizados, a servir a los demás.
La
Palabra de Dios recomienda: Sirvan a Dios con el fervor que da el Espíritu.
cfr. Romanos 12, 11. Quien le sirva a Dios lo honrará el Padre celestial. cfr.
Juan 12, 26. El Hijo de Dios vino para servir al mundo. cfr. Marcos 10, 45. Sírvanse los unos a los otros con amor. cfr.
Gálatas 5, 13. Somos colaboradores al servicio de Dios. cfr. 1 Corintios 3, 9.
Elijan ustedes mismos, a quién van a servir. cfr.
Josué 24, 15. El Papa Francisco enseña:
«El cristiano existe para servir, no para ser servido». Y es una regla que
vale «toda la vida» (cfr. Homilía, 26 de abril, 2018).
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