Evangelio jueves 10 de octubre
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis
de Ibagué
"No me
molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no
puedo levantarme a dártelos", os aseguro, que si no se levanta a dárselos
por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto
necesite. Yo les digo: Pidan y se les
dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide,
recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” °°° Lucas 11, 5-13.
Debemos
orar con insistencia. Nuestra oración debe contener la virtud de la
perseverancia. Existe una
preocupación del Hijo de Dios, para que todos sus seguidores sean buenas
personas de oración. La oración más completa es la que enseñó el Maestro, que
consiste en unir el valor de la oración con las buenas obras. No existe la
posibilidad de ser una buena persona de oración y tener actitudes contrarias
con los miembros de la sociedad. Una persona de oración se distingue por su
calidad de vida y la manera como se relaciona con los demás.
Por
medio de una parábola el Salvador del mundo nos enseña una virtud que no puede
faltar en la oración. “La Perseverancia”.
Dicha virtud nos permite insistir en hacer siempre el bien, en cumplir,
en llegar hasta el final, superar los obstáculos que se presenten, pero se
busca es el bien.
Santo Tomás de Aquino recomienda la paciencia y
la perseverancia
que son virtudes excelentes para superar las dificultades. “Es fácil hacer algo
un rato, durante un período breve de tiempo, pero cuando hay que seguir con
ello, entonces nos cansamos, se nos hace difícil. La virtud a la que hay que
recurrir entonces es la perseverancia, por la que se prosigue “hasta el término en la obra virtuosa”
(Suma Teológica, II-IIa, 137, a. 2). Implica cierta firmeza en la voluntad y en
la razón y, por otro lado, moderar el temor a la fatiga o desfallecimiento por
la larga duración”.
Aprendemos
algo muy sabio en materia de oración. Lo importante no es lo que se le pide a
Dios, sino que a través de nuestra perseverancia nuestros deseos van a ser
acogidos. Sabiamente enseña el Maestro: “Pidan”
hay que hacerlo con fe, no debemos dejar de desear lo que queremos. “Si
piden algo en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14, 14).
“Busquen y
hallarán”. Nuestra conciencia nos debe
indicar que es necesario buscar siempre a Dios y que solo en él encontramos
la felicidad. “El Señor estará con ustedes, siempre y cuando ustedes estén con
él. Si lo buscan, él dejará que ustedes lo hallen”. (2 Crónicas 15, 2b). Cuando
una persona pide con perseverancia, la generosidad de Dios no se hace esperar.
“Bien le va al que presta con generosidad, y maneja sus asuntos con justicia.”
(Salmo 112).
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