Evangelio jueves 17 de octubre
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Por eso la Sabiduría de Dios ha
dicho: «Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de
ellos». Así se pedirá cuenta a esta generación de la sangre de todos los
profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo: desde la sangre de
Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el
santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo
esto.
¡Ay de ustedes, doctores de la Ley,
porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a
los que quieren entrar, se lo impiden”. °°° Lucas 11, 47-54.
No es sano, no es evangélico, no es
teológico, no es escriturístico, creerse el dueño de la ley, de lo que
anunciaron los profetas, de una imponencia ante la Palabra de Dios. Quienes
anuncia con este modelo el mensaje de salvación, los consideran personas sin fe,
sin ley, sin el principio de la caridad y la misericordia.
El error es
conocido con el término “casuística”. Una persona que usa dicho método es
extremadamente rigurosa, imponente, condena fácilmente a los demás. Cuando se
impone la casuística, se pierde la justicia, la prudencia, la rectitud. Ha
hecho mucho mal la casuística en materia de moral, de ley, de hermenéutica, del
anuncio del Evangelio.
El
Papa Francisco atina a enseñar lo que le sucede a la fe de una persona, cuando
se convierte en “Casuística”. Dice el santo Padre: Preguntarse qué puede
hacer y qué no puede hacer la Iglesia, o bien, qué es lícito y qué no, es caer
en la casuística que, junto con la ideología, es el signo de reconocimiento de
una persona que conoce de memoria la doctrina y la teología, pero sin fe.
Porque la fe jamás es abstracta: se
testimonia.
Para reconocer «a una persona que
sabe lo que se debe creer, pero no tiene fe»; Por ejemplo: Un primer signo que revela el conocimiento de la teología sin fe «es la casuística».
todos aquellos que se acercaban a Jesús para presentarle casuísticas como: «¿es
lícito pagar los impuestos al César?»,
o bien el
caso de «la mujer viuda, pobrecita que, según la ley del levirato, tuvo que
casarse, para tener un hijo, con los hermanos de su marido». Esta es «la
casuística». Y «La casuística es
precisamente el sitio donde van todos los que creen tener fe», pero sólo
conocen el contenido. (cfr. Homilía, 21 de febrero, 2014).
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