26 de octubre de 2024

¡HAY QUE PARAR ESTA LOCURA! Padre Mario García


26 de octubre 2024
¡HAY QUE PARAR ESTA LOCURA! Autor: Mario García Isaza, cm
formador Seminario Mayor Arquidiócesis de Ibagué.
magarisaz@hotmail.com    
Continúa incontenible, ¡qué horror!, el propósito criminal del gobierno que busca pervertir a los niños y adolescentes.
Hace unos días, comenté sobre la infame circular de la Superintendencia de Salud, que establece barbaridades como que los niños a partir de los tres años de  edad ya tienen la capacidad parta autoidentificarse sexualmente, y para pedirle a un médico que, con medicamentos y  procesos de  hormonización , o por un procedimiento quirúrgico, les cambie de sexo; y que los profesionales de la salud y las entidades encargadas de protegerla ( epeeses, ipeeses…) no pueden negarse a atender dicha solicitud;
 
            y que los padres de familia nada tienen que hacer ahí, ni tienen que ser consultados…Atrocidades semejantes no caben, realmente, sino en mentes, o bien enfermizas, o bien de una enorme perversidad. Y ahí sigue el señor Leal, autor de semejante infundio; y ahí continúa” vigente” la nefasta circular, gravitando sobre los médicos, ahora cohibidos para ejercer el sagrado derecho de la objeción de conciencia. Y hubo marchas, multitudinarias en algunos lugares, en protesta contra la atrocidad; y los medios masivos de comunicación, serviles y menesterosos del apoyo gubernamental, las ignoraron; y el señor que nos desgobierna no se dio por aludido.
 
            ¡Qué iba a hacerlo, si bien sabemos que detrás de todo está él, y los otros son solo ejecutores de sus pérfidos proyectos! Y la gran mayoría de los dirigentes de los partidos, que otrora defendían ideologías claras y que hoy son solo grupos mendicantes de gabelas borocráticas, y muchos de quienes, por nuestro status y por el rol que tenemos en la comunidad debemos alzar la voz… ¡callados como ostras!

            Y ahora, un nuevo golpe. Que, por supuesto simplemente hace parte de un programa corruptor que, a toda costa y por los medios que sean, quiere imponérsenos. Si en el genuflexo congreso no se pudo…si la abusiva pretensión de la Supersalud ha despertado tanta reacción en contra… ¡pues ahora es el ministerio de justicia! Sí señor, parece increíble.
 
            Ahora es la señora ministra de justicia la que presenta un proyecto de decreto que establece que los niños y adolescentes, esos mismos a quienes no se les reconoce, - ¡y con razón! -  por ejemplo, la posibilidad de comprar y consumir licor, o de dar un voto… sí pueden pedir ante un notario que les cambie el sexo en su registro civil y les asigne aquel con que ellos dizque se autoidentifican… ¿Habrase visto sandez igual? ¿O mejor, perversidad mayor?
Hay, en las declaraciones que ha dado la señora ministra, tantos desatinos, tan burdas ambigüedades, tal número de aseveraciones absurdas, que uno llega a pensar que no sabe de qué está hablando.
 
            Frases como:” queremos incluir dentro del sexo la realidad de la propia autoidentificación”… y otras que la señora engarza en sus explicaciones, remiten a las deliciosas retahílas cantinflescas…Identidad de género y sexo son dos realidades diferentes. Y, como en los casos anteriores, el infame atentado contra la autoridad y los derechos de los padres de familia. “Quienes ejercen la función notarial, -reza el decreto – no podrán rechazar la solicitud de corrección para una persona menor de edad…En los casos donde (sic) los menores de edad realicen la solicitud sin acompañamiento de representante legal… el Notario deberá tramitar la solicitud…”
 
            Vuelvo a clamar: ¡tenemos que levantarnos, pero ya, sin titubeos o cobardías imperdonables, contra estos propósitos criminales. Yo no sé cómo, yo no soy quién para tomar o forzar decisiones, pero no puedo acallar el grito de protesta que me nace desde lo más hondo. ¡Hay que detener esta locura! No podemos permitir que el gobierno avance en la puesta en marcha de este plan corruptor, y pretenda imponer a rajatabla semejantes atentados contra la ley natural, que es ley de Dios. ¡Alto ahí!