Evangelio jueves 24 de octubre
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
¿Piensan
ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a
traer la división.
De ahora en adelante, cinco miembros
de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre
contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija
contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.” Lucas
12, 49-53.
Cumplir
con la misión que el Maestro nos encomienda, tiene su interrogante. ¿Por qué
será que el anuncio del Evangelio, causa malestar en algunas personas?
Históricamente ha existido el mal como un desacuerdo con el bien. El mal ha
querido imponerse, pero el bien siempre lo ha detenido.
Muchas
personas han querido triunfar con el mal, pero no lo han logrado. El mal se
disfraza de muchas formas, pero no ha podido superar el bien. El apóstol san
Pablo recomienda vencer el mal con la fuerza del bien. (Romanos 12, 21).
Dios
nos pide que aprendamos a distinguir perfectamente lo que es bueno y lo que es
malo. “Ay de los que arrastran la maldad con sus engaños. Ay de los que
llaman bien al mal. Ay del que perdona al culpable por dinero y priva al justo
de sus derechos”. (Isaías 5, 18-24).
El mal se
derrota con la prudencia y la rectitud: “No dejen que el pecado tenga poder
sobre su cuerpo. El pecado no los dominará porque viven bajo la gracia”.
(Romanos 6, 11-16).
El Papa
Francisco propone: “Salir de la
lógica del provecho y no medir el amor en la balanza de los cálculos y de las
conveniencias. Nos invita a no responder al mal con el mal, a osar en el
bien, a arriesgar en el don, aunque recibamos poco o nada a cambio. Porque es
este amor que lentamente transforma los conflictos, acorta las distancias,
supera las enemistades y sana las heridas del odio.” (cfr. Ángelus, 19 de
febrero 2023).
El
discernimiento es la gracia que debemos pedir a Dios para distinguir entre el
bien y el mal. Para comprender el ataque a todos aquellos que anuncian la
verdad de Dios. Comprender, por qué el odio, la envidia, la persecución a
quienes son los mensajeros del Maestro. “Que
cada cual discierna lo que es la voluntad de Dios: lo bueno, lo que agrada,
lo perfecto” Romanos 12, 2.
El Papa
Benedicto XVI enseña que la voluntad de Dios es un camino de sabiduría,
para discernir el bien y el mal con libertad; y así poder llegar a la vida
eterna. (Ángelus, 13 de febrero 2011). El rey Salomón recibió de Dios un corazón dócil para juzgar y un corazón
para discernir entre el bien y el mal. (cfr. 1 de Reyes 3, 9).
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