31 de octubre de 2024

SERÁN SANTOS PORQUE DIOS ES SANTO Evangelio viernes 1 de noviembre 2024


SERÁN SANTOS PORQUE DIOS ES SANTO
Evangelio viernes 1 de noviembre 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
“Jesús subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurado s los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
 
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.” °°° Mateo 5, 1-12ª
 
            Ser santo es aquel bienaventurado o bienaventurada que logró vivir en toda su plenitud el gran mandato divino: “Amarás a Dios, amarás a los demás, te amarás y dignificarás a ti mismo”. Nuestra Iglesia católica detiene el tiempo para ponernos a pensar en la posibilidad de ser santos. Recordar con agrado y a la vez aprender de todos aquellos que alcanzaron el reto de ser santos como Dios es santo.
 
Los historiadores nos recuerdan que la Iglesia llegó a la conclusión en el siglo IV de rendir homenaje a todos los hermanos que santificaron o sacrificaron sus vidas. El Papa Gregorio IV definió la fecha de la solemnidad, en el siglo VIII.
 
            Ser santo es el ideal propuesto por Dios para la humanidad. Miles de hombres y mujeres han obedecido este mandato y nos han dejado la enseñanza, el buen ejemplo, de la ilusión que una sociedad viva santamente. La propuesta es de origen bíblico: Dios crea al varón y a la mujer a su imagen y semejanza. Le enseña en un primer momento, lo que debe y no debe hacer. Les propone a todos “Sean santos como Dios es santo” (Levítico 11, 44). El apóstol san Pablo nos recuerda que Dios nos eligió para que seamos santos e irreprochables ante Él por el amor. (Efesios 1, 3-4).
 
            Nuestro Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que todos estamos llamados a la santidad y el modelo es el mismo Padre celestial. (Numeral 825). La santidad la podemos lograr viviendo en plenitud la caridad cristiana. (cfr. Lumen Gentium, 42).  No existe santidad sin renuncia y sin combate espiritual. (Numeral 2015). Nuestra Iglesia católica es prudente ante el momento de decidir la santidad de vida de una persona.
 
El primer paso es declararlo siervo de Dios. El segundo, venerable. El tercero, Beato o bienaventurado. El cuarto, santidad. El Papa Francisco insiste en qué consiste ser santo: No es “cerrar los ojos y poner caras” sino vivir “con amor” y ofrecer “el testimonio cristiano en las ocupaciones de todos los días donde estamos llamados a convertirnos en santos. 

Y cada uno en las condiciones y en el estado de vida en el que se encuentra”. (cfr. Audiencia, 19 de noviembre, 2014).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ