26 de octubre de 2024

LA FE DEFINE EL CAMINO DE UN DISCÍPULO Evangelio domingo 27 de octubre 2024


LA FE, DEFINE EL CAMINO DE UN DISCÍPULO                                                    Evangelio domingo 27 de octubre 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús salía de Jericó acompañado de sus discípulos y de mucha gente, un ciego llamado Bartimeo, se hallaba sentado al borde del camino. Al oír que el que pasaba era Jesús Nazareno, comenzó a gritar: ¡Jesús, ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Muchos lo reprendían para que se callara.
 
Pero él seguía gritando todavía más fuerte: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo entonces y dijo: Llámenlo. Y llamaron al ciego, diciéndole: ¡Ánimo! Levántate, porque él te llama. El ciego tiró su manto; de un salto se puso en pie y se acercó a Jesús. Entonces le dijo Jesús: ¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: Maestro, que pueda ver. Jesús le dijo: Vete; tu fe te ha salvado. Al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino.” Marcos 10, 46-52.
 
            La fe define el camino de un discípulo para poder encontrar a su Maestro. Pueden existir una variedad de formas para encontrar a Dios. La virtud de la fe indica con total seguridad quién es el Maestro, qué desea el Maestro, cuáles son las condiciones para seguir al Maestro. Pensemos en algunos momentos en que personas encontraron a Dios desde su misma fe. Por ejemplo, la mujer clasificada como la hemorroísa por la misma sociedad, no permite ser descartada por las normas judías. (cfr. Levítico 15, 19-33).
 
Su fe la lleva a convencer al Maestro de sanarla y devolverle su dignidad. Existían las leyes sobre lo puro y lo impuro. En el fondo descalificaban a las personas de la sociedad. (cfr. Levítico 13 – 15). Jesucristo responde: “Tu fe te ha curado, vete en paz” (cfr. Marcos 5, 21-43). 
 
            La verdadera fe nos permite superar la ceguera, la terquedad, la soberbia. El primer paso es aceptar que tenemos la limitación. Dos ciegos piden al Maestro diciendo: Hijo de David, compadécete de nosotros. El Maestro pregunta: ¿Creen que yo puedo hacerlo? Ellos responden: Si Señor. El Maestro dice: “Que se haga conforme a su fe” (cfr. Mateo 9, 27-31). Los ciegos superan su limitación gracias a su fe.
 
            El segundo paso es creer que Dios puede sanarnos. Una fe convencida que él es el único que lo puede hacer. Un leproso dice al Maestro: “Señor, sé que solo tú me puedes sanar. ¿Quieres hacerlo? Jesús dice: Si quiero. Le impuso las manos y quedó sano. (cfr. Mateo 8, 1-4).
 
            El tercer paso es creer en el poder de la Palabra de Jesús de Nazareth. Cuando la persona recibe la sanación de su Señor, se pone en camino a seguir a su Maestro. En enfermo dice al Hijo de Dios, no tengo quién me ayude a buscar la sanación. Jesucristo dice: “Levántate, toma tu camilla y anda” (cfr. Juan 5, 1-9).
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