Evangelio Martes
18 de octubre 2022
Padre, Jairo Yate
Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Afirma el santo
Evangelio: “Designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de
sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies
es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe
obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No
llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En
la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa." °°° Lucas
10, 1-9.
Nos convertimos en discípulos
misioneros, cuando somos obedientes y fieles al mandato del Maestro. Todo tiene
un proceso. El discipulado inicia con pie derecho, cuando es un encuentro
con la persona de Jesús de Nazareth. Quien se convierte, avanza en la misión
de: “Vayan y anuncien mi Evangelio”. cada persona libre y voluntariamente toma
conciencia de su deseo de seguir el camino del Señor. Quienes se han ido
atreviendo a darle su palabra a Dios, se han ido convirtiendo en apóstoles, en
sacerdotes, en ministros, en personas cualificadas para decirle al mundo que si
es posible vivir al estilo de Dios.
Los apóstoles forman un grupo
especial que tienen relación con la persona de Jesús no sólo porque creen en
Él, sino porque están íntimamente ligados a su misión; el grupo participa de la
misión de Jesús, de sus poderes, y de su convivencia, así lo narra la Sagrada Escritura:
“Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con
poder de expulsar los demonios” (Marcos 3, 13-19). Santa Teresa de Calcuta
decía: “Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea
fiel.”
La propuesta de Jesucristo para
un buen discípulo, es la humildad y la sencillez en su forma de ser y de vivir.
Bien enseña el Padre Fidel Oñoro, cuando afirma que, Jesús le propone a
aquellos que quieren ser grandes, que asuman la función de servidores de
aquellos que quieren superar y de descender hasta lo más bajo en la escala
social, hasta hacerse esclavos. El Maestro mismo es el modelo de esta
enseñanza: él da su vida para redimir la humanidad.
Hubo un hombre, inteligente, sabio,
portador de la luz, evangelista que marcó un hito en la historia de la
salvación. Escribió dos libros muy famosos: el tercer Evangelio y los
Hechos de los apóstoles. San Lucas, médico y evangelista. Una persona que se
distinguió por su cultura, su sencillez y grandeza de corazón. Describió
perfectamente la mansedumbre en Jesús de Nazareth. La grandeza y la humildad de
la Santísima Virgen María, el poder y las gracias que concede la oración.
El
Papa Francisco hablando del libro de los hechos de los apóstoles dijo: Ese
libro es el viaje del Evangelio en el mundo. Inaugura el tiempo de evangelización.
(cfr. Audiencia, 29 de mayo 2019).
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