Quien es prudente
y fiel, le esperan grandes éxitos en su vida.
Evangelio Miércoles
19 de octubre 2022
Padre, Jairo Yate
Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Afirma del santo
Evangelio: “Dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de
casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo
vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo
del hombre.» Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o
por todos?» El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito
a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la
ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre
portándose así.” °°° Lucas 12, 39-48.
Estar vigilantes, estar atentos,
ser responsables, es la recomendación del Ungido de Dios, para que cada
persona desde el ambiente de su fe, aprenda a comportarse, a tener su ética, a
vivir según la moral, ante la expectativa de la venida del Salvador del mundo.
Incluso ante la misma muerte. Consejo
sabio: evita los engaños, personas que manipulan la sociedad hablando del fin
del mundo.
Quien administra bien su vida, para que de frutos hasta la eternidad.
Es aquella que lo hace de una manera prudente y fiel. Ese es precisamente el administrador o la
administradora que desea Dios. Con ese espíritu del Evangelio, se le ocurrió al
Papa Francisco escribir una carta apostólica en forma Motu Proprio “Fidelis
dispensator et prudens”, para organizar la buena administración en la ciudad
del Vaticano. Que la administración sea a la luz del Evangelio y con solicitud
a los más necesitados. (Año 2014).
Toda persona creyente sabe que su
destino final es la salvación y dicha salvación se cumplirá si la persona logra
ser un buen administrador de los bienes recibidos, de las gracias, de los
talentos, de la misión que Dios encomienda a cada creyente. Lo contrario,
serían aquellas personas que no saben administrar, porque no tienen una
jerarquía de valores en su forma de pensar. Algunos se duermen en los laureles,
otros buscan tesoros en la tierra, y otro tanto se pierde en la soberbia y el
orgullo. En la lógica de Jesús de Nazareth, se es un buen administrador, no
cuando la persona aspira a cargos o puestos destacados en la Iglesia, sino
aquel creyente que siempre le sirve a las demás personas.
El apóstol san Pablo, formuló la
esencia del ministerio apostólico y sacerdotal, definiendo ¿quién es un
apóstol? Son servidores; cada uno como el Señor se lo ha concedido (cfr. 1
Corintios 3, 5). «Por tanto, que nos tengan los hombres por servidores de
Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, todo lo que en
fin de cuentas se exige de los administradores es que sean fieles» (1 Corintios
4, 1s)
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