19 de octubre de 2022

ANUNCIAR EL EVANGELIO TIENE SUS RIESGOS Evangelio Jueves 20 de Octubre 2022


ANUNCIAR EL EVANGELIO, TIENE SUS RIESGOS.                  
Evangelio Jueves 20 de octubre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Afirma el Santo Evangelio: “Dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.» Lucas 12, 49-53.
 
            La misión de un discípulo no es fácil, tiene sus complicaciones: la crítica, la persecución, unos le creen, otros no desean escucharlo. El discípulo se mueve como en ese vaivén, como en los momentos de gloria, momentos de angustia y desesperación, momentos de muerte. La mejor esperanza para un discípulo es leer y meditar detenidamente la historia de su propio Maestro y llegar a la conclusión que un discípulo asume los riesgos y las glorias de su Maestro. Llegará un momento en que el discípulo se convencerá que su ser y su misión es un signo de contradicción para una sociedad.
 
            El Papa Francisco advierte que la Palabra de Dios en su anuncio y predicación siempre causa el impacto de la división. División para aquellos que no la aceptan y los que si creen verdaderamente en el poder de la Palabra. “La palabra de Cristo es poderosa: no tiene el poder del mundo, sino el de Dios, que es fuerte en la humildad, también en la debilidad. Su poder es el del amor: este es el poder de la Palabra de Dios. Un amor que no conoce confines, un amor que nos hace amar a los demás antes que a nosotros mismos.” (cfr. Homilía, 21 de marzo, 2015).
 
            San Juan Pablo II, Papa, enseña ¿Cómo puede un discípulo reconocer si es un verdadero discípulo? La respuesta es: «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros» (Juan 13, 35). El amor que nos enseña Cristo con su palabra y su ejemplo es el signo que debe distinguir a sus discípulos. Cristo manifiesta el vivo deseo que arde en su corazón cuando confiesa: «He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡Cuánto desearía que ya estuviera encendido!» (Lucas 12, 49).
 
El fuego significa la intensidad y la fuerza del amor de caridad. Jesús pide a sus seguidores que se les reconozca por esta forma de amor. Es Cristo quien ha encendido el fuego del amor en los corazones (cfr. Lucas 12, 49) y sigue encendiéndolo siempre y por doquier. La Iglesia es responsable de la difusión de este fuego en el universo. 

Todo auténtico testimonio de Cristo implica la caridad; requiere el deseo de evitar toda herida al amor. Así, también a toda la Iglesia se la debe reconocer por medio de la caridad. (cfr. Audiencia, 3 de junio, 1992).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ