4 de octubre de 2022

ORACIÓN: MISERICORDIA Y BUENAS OBRAS Evangelio Miércoles 5 de Octubre 2022


ORACIÓN: MISERICORDIA Y BUENAS OBRAS               
Evangelio Miércoles 5 de octubre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Dice el santo Evangelio: “Estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.» Él les dijo: «Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación.» Lucas 11, 1-4.
 
            Lo primero que Jesús enseña de la oración es llamar a Dios con el nombre de “Padre”. Para un hebreo del siglo 1º, la relación con el padre estaba hecha de intimidad, pero también de reconocimiento de la soberanía sobre cada miembro de la familia. Esto se refleja en el uso cristiano de llamar a Dios “padre” Según el esquema clásico de la oración bíblica, la primera parte del “Padre nuestro” mira directamente a Dios, mientras la segunda parte se refiere a las necesidades del hombre en la vida terrena. 
 
            Grandes santos definieron la oración: por ejemplo, la oración es la elevación del alma hacia Dios o la petición a Dios de bienes convenientes" (San Juan Damasceno, f. o. 3, 24). 2 “La oración es una conversación y un coloquio con Dios” (san Gregorio Nacianceno); “es hablar con Dios” (San Juan Crisóstomo); “es el pensar en Dios con piedad y afecto humilde” (San Agustín). 

El Papa emérito Benedicto XVI enseña que: La oración no es solamente el aliento del alma, sino, para usar una imagen, es también el oasis de paz en el que podemos sacar el agua que alimenta nuestra vida espiritual y transforma nuestra existencia. 
 
            Santo Tomás de Aquino, el doctor angélico de Roccaseca indicaba el efecto principal de la oración: A Dios debemos honrarle por medio de una alabanza que brote no sólo de los labios sino sobre todo del corazón; debemos honrarle también por la pureza de nuestro cuerpo y el ejercicio de la justicia con el prójimo. Por ser nuestro Padre debemos igualmente imitarle por la perfección del amor y de una misericordia que vaya siempre acompañada por las obras

A Dios Padre también hay que obedecerle imitando a Cristo que se hizo obediente hasta la muerte. Debemos del mismo modo aceptar con paciencia sus correcciones, sabiendo que -como dice el libro de los Proverbios 3, 11-12- el Señor corrige a quien ama.
 
            El Papa Francisco recuerda que el protagonista principal de la oración cristiana es el Espíritu Santo. Nosotros no podríamos rezar nunca sin la fuerza del Espíritu Santo. Es él quien reza en nosotros y nos mueve a rezar bien. (cfr. Audiencia, 22 de mayo 2019). 
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https://youtu.be/exZoHYKHkMI