31 de octubre de 2022

SEAN SANTOS, COMO DIOS ES SANTO Evangelio Martes 1 de Noviembre 2022


SEAN SANTOS COMO DIOS ES SANTO
Evangelio Martes 1 de Noviembre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Dice el santo Evangelio: “Jesucristo subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Mateo 5, 1-12ª. 
 
            San Juan Pablo II, afirmaba que la vocación a la santidad hunde sus raíces en el bautismo °°° es un elemento constitutivo de la dignidad de cada persona. Lo primero: El llamado a la santidad es universal. Todos estamos invitados a ser santos, como Dios es Santo. Lo segundo: La vocación a la santidad va con comunión en la perfección de la caridad.
 
Lo tercero: La vida según el Espíritu, cuyo fruto es la santificación (cfr. Romanos 6, 22; Gálatas 5, 22), suscita y exige de todos y de cada uno de los bautizados el seguimiento y la imitación de Jesucristo, en la recepción de sus Bienaventuranzas, en el escuchar y meditar la Palabra de Dios. Lo cuarto: la vocación a la santidad está ligada íntimamente a la misión y a la responsabilidad confiada a cada persona en la Iglesia.
 
Lo quinto: La santidad es una condición insustituible para realizar la misión salvífica de la Iglesia. (cfr. Exhortación Apostólica. Christifideles Laici, 16 y 17). 
 
San Pablo reitera a cada uno de nosotros para que vivamos como conviene a los santos. (cfr. Efesios 5, 2.3).  “Sigan el camino del amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como esas ofrendas y víctimas cuyo olor agradable subía a Dios."  Cuanto más imitamos a Jesús y permanecemos unidos a él, tanto más entramos en el misterio de la santidad divina. Descubrimos que somos amados por él de modo infinito, y esto nos impulsa a amar también nosotros a los demás.”
 
            El santo Padre emérito, Benedicto XVI propone pensar en la santidad desde la universalidad como lo establece la Sagrada Escritura. Los santos son una muchedumbre imposible de contar. (cfr. Apocalipsis 7, 9). Desde el justo Abel y el fiel patriarca Abraham hasta los mártires, beatos y santos de nuestros días. 
 
Para ser santos no es preciso realizar acciones y obras extraordinarias, ni poseer carismas excepcionales. Es necesario, ante todo, escuchar a Jesús y seguirlo sin desalentarse ante las dificultades. "Si alguno me quiere servir ―nos exhorta―, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará" (Juan 12, 26). (cfr. Homilía, 1 de noviembre 2006).
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https://youtu.be/E6kCivx_F6g
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