13 de noviembre de 2022

LA BUENA FE, TE CONVIERTE EN UN ESTUPENDO DISCÍPULO Evangelio Lunes 14 de Noviembre 2022


LA BUENA FE TE CONVIERTE EN UN DISCÍPULO          
Evangelio Lunes 14 de Noviembre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Afirma el santo Evangelio: “Se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron: «Pasa Jesús el Nazareno».
Entonces empezó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!». Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «Hijo de David, ¡ten compasión de mí!». Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?».
 
Él dijo: «Señor, que recobre la vista». Jesús le dijo: «Recobra la vista, tu fe te ha salvado». Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.” Lucas 18, 35-43.
 
            La fe dispone el corazón y el espíritu de cada persona, para que participe de la salvación que viene de Dios. Cada persona debe buscar a Dios en su vida. Lo encontrará, porque escuchará su santa Palabra, porque será obediente a lo que pida Dios, su respuesta será la conversión, un seguidor del Maestro de Nazaret. La fe se convierte en una manifestación del gozo y de la alegría cristiana, en un compartir tanta Gracia y tanta bondad de Dios.
 
            Nuestra profesión de fe comienza por Dios, porque Dios es “el Primero y el Ultimo” (Isaías 44,6), el Principio y el Fin de todo. El Credo comienza por Dios Padre, porque el Padre es la Primera Persona Divina de la Santísima Trinidad; nuestro Símbolo se inicia con la creación del Cielo y de la tierra, ya que la creación es el comienzo y el fundamento de todas las obras de Dios. Jesús mismo confirma que Dios es “el único Señor” y que es preciso amarle con   todo el corazón, con toda el alma, con todo el espíritu y todas las fuerzas (cfr. Marcos 12, 29-30). El mismo Salvador del mundo ha dicho que “Quien crea en Él tendrá la vida eterna”. (Juan 3, 14).
 
            La transmisión de la fe cristiana es ante todo el anuncio de Jesucristo para llevar a la fe en él. Desde el principio, los primeros discípulos ardieron en deseos de anunciar a Cristo: “No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído” (Hechos 4, 20). Muchas de las personas que recibieron la sanación que viene de Dios, se convirtieron en discípulos: “El ciego quien quedó sano, seguía al Maestro glorificando a Dios” (cfr. Lucas 18, 43).
 
El Papa Francisco enseña que transmitir la fe es contar nuestra historia vivida con Dios. Un buen ejemplo es la historia de Moisés, quien en los días previos a su muerte, pronunció su testamento espiritual, lo cual es una hermosa confesión de fe. (cfr. Deuteronomio 32, 3-4). 

Cuando Moisés pronuncia esta confesión de fe está en el umbral de la tierra prometida, y también de su despedida de la vida. Tenía ciento veinte años, señala la narración, pero «no se había apagado su ojo» (Deuteronomio 34, 7). (cfr. Audiencia 23 de marzo 2022).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ   
https://youtu.be/B5WsDRdixb8