28 de noviembre de 2022

UN VIRTUOSO, ES BUEN REPRESENTANTE DE JESUCRISTO Evangelio Martes 29 de Noviembre 2022


UN VIRTUOSO ES BUEN REPRESENTANTE DE JESUCRISTO           
Evangelio Martes 29 de Noviembre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Afirma el santo Evangelio: “Jesús se llenó de la alegría en el Espíritu Santo y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». °°° Lucas 10, 21-24.
 
            En la Escuela de Jesús de Nazareth reinan las virtudes, los valores, la humildad, la sencillez, la oración. Será bienaventurada aquella persona que aprenda mucho de la Palabra de su Maestro, que salga a anunciar esa misma Palabra y regrese al seno de la escuela para madurar y aprender más de su Maestro. No en vano aclara el Maestro: “Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que usted ven, y no lo vieron.” (Lucas 10, 24).
 
            Jesucristo plantea la humildad, la sencillez y la pobreza, como el ambiente donde se aquilatan las almas de Dios. Quien cree en Dios, quien cultiva su fe, quien educa su fe, quien se dispone desde la humildad a dejarse guiar por el Espíritu de Dios, necesariamente sabe la respuesta indicada, en el momento preciso.  La humildad, es una virtud que se adquiere con el convencimiento de que no existe otro camino para ser grande en la vida, porque el humilde es la persona que siempre recibe de todos, es quien está dispuesto a cambiar, es quien medita las críticas, acepta los consejos, es el más virtuoso, continuamente está construyendo su vida.
 
El humilde encontró a Dios cuando aceptó su mensaje que dice: “Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios. (Eclesiástico 3,19-21.30-31). 
 
            La oración aquilata la misión de un discípulo. La verdadera oración engendra conversión y calidad de vida. Jesús enseña que la oración debe ir acompañada por la calidad de nuestra vida y en las actitudes del corazón; no se entiende una oración sin una intención, y en este caso no me estoy refiriendo a la oración de petición, o a la oración de perdón, o a la oración de repetición.
 
El Evangelio del Reino proclama la oración del encuentro, la oración de la contemplación de la grandeza, del amor y de la misericordia de Dios. Lo primero que nos propicia la oración es el crecimiento espiritual y la santidad de vida, cuando se piensa en grado de perfección, terminamos cumpliendo lo bueno y lo que le agrada a Dios; todo gracias a que confiamos en el amor y cariño paternal del Señor.
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https://youtu.be/xNtRH4Ri1YA
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