PARA DIOS TODOS ESTÁN VIVOS
Evangelio Sábado 19 de Noviembre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Dice la Palabra del Señor: “Se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano». Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer». (Lucas 20, 27-40).
Aquellos que viven según el
mandato del Salvador: “Permanezcan en vela, estando atentos a las
circunstancias de la vida, viviendo exactamente como le agrada a Dios.” La meta
es lograr vivir en este mundo, según el espíritu aprendido de la misma Palabra
de Dios. (cfr. 1 Tesalonicenses. 4,1).
El Papa san Juan Pablo II habla del
núcleo central de la misión redentora de Jesús de Nazareth. El Maestro dice:
Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia» (Juan 10, 10).
Se refiere a aquella vida «nueva» y «eterna», que consiste en la comunión con
el Padre, a la que todo hombre está llamado gratuitamente en el Hijo por obra
del Espíritu Santificador. Pero es precisamente en esa «vida» donde encuentran
pleno significado todos los aspectos y momentos de la vida del hombre. (cfr.
Evangelium Vitae, 1).
En Jesús, «Palabra de vida», se
anuncia y comunica la vida divina y eterna. Gracias a este anuncio y a este
don, la vida física y espiritual del hombre, incluida su etapa terrena,
encuentra plenitud de valor y significado: en efecto, la vida divina y eterna
es el fin al que está orientado y llamado el hombre que vive en este mundo. El
Evangelio de la vida abarca así todo lo que la misma experiencia y la razón
humana dicen sobre el valor de la vida, lo acoge, lo eleva y lo lleva a
término. (cfr. Evangelium Vitae, 30).
El misterio de la muerte y
resurrección del Señor, es el horizonte que nos permite comprender el destino
final de nuestra existencia. “Jesús aclara que el cielo es una realidad
totalmente diferente, no es la tierra mejorada. El cielo es el ámbito de Dios y
donde la vida es participación en la plenitud divina. Por eso el Señor dice:
Allí serán como ángeles, hijos de Dios”.
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ
https://youtu.be/3iUhSTv8Eyc 👈
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