25 de
octubre 2023 “Evangelización y Cultura, están estrechamente conectadas” Catequesis
Papa Francisco. Plaza de san Pedro La pasión por la evangelización: el celo
apostólico del creyente. 24. Los Santos Cirilo y Metodio, apóstoles de los
eslavos.
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Pero su
sueño de una existencia retirada dura poco. Son enviados como misioneros en la
Gran Moravia, que en la época comprendía varios pueblos, ya en parte
evangelizados, pero en los cuales sobrevivían muchas costumbres y tradiciones
paganas. Su príncipe pedía un maestro que explicara la fe cristiana en su
lengua.
La primera tarea de Cirilo y Metodio es por
tanto estudiar a fondo la cultura de esos pueblos. Siempre este estribillo: la fe debe ser
inculturada y la cultura debe ser evangelizada. Inculturación de la fe,
evangelización de la cultura, siempre. Cirilo pregunta si tenían un alfabeto;
le responden que no. Y él replica: ¿quién puede escribir un discurso sobre el
agua?”. De hecho, para anunciar el Evangelio y para rezar hacía falta un
instrumento propio, adecuado, específico. Inventa
así el alfabeto glagolítico.
Traduce la Biblia y los textos litúrgicos. La gente siente que esa fe
cristiana ya no es “extranjera”, sino que se convierte en su fe, hablada en la
lengua materna. Pensad: dos monjes
griegos que dan un alfabeto a los eslavos. Esta es la apertura del corazón
que arraigó el Evangelio entre ellos. No tenían miedo estos dos, eran
valientes.
Pero pronto
comenzaron los conflictos por parte de algunos latinos, que ven arrebatado el
monopolio de la predicación entre los eslavos, esa lucha dentro de la Iglesia,
siempre así. Su objeción es religiosa, pero solo en apariencia: Dios puede ser
alabado – dicen – solo en las tres lenguas escritas en la cruz, el hebreo, el
griego y el latín.
Estos
tenían la mentalidad cerrada para defender la propia autonomía. Pero Cirilo responde con fuerza: Dios quiere que
todo pueblo lo alabe en la propia lengua. Junto al hermano Metodio apela al
Papa y este aprueba sus textos litúrgicos en lengua eslava, los hace colocar en
el altar de la iglesia de Santa María Mayor y canta con ellos las alabanzas del
Señor según esos libros.
Cirilo
muere pocos días después, sus reliquias son todavía veneradas aquí en Roma, en
la basílica de San Clemente. Metodio, sin embargo, es ordenado obispo y enviado
de nuevo a los territorios de los eslavos. Aquí tendrá que sufrir mucho,
incluso será encarcelado, pero, hermanos y hermanas, nosotros sabemos que la
Palabra de Dios no es encadenada y se difunde entre esos pueblos.
Mirando el
testimonio de estos dos evangelizadores, que san Juan Pablo II quiso copatrones
de Europa y sobre los cuales escribió la encíclica Slavorum Apostoli, vemos
tres aspectos importantes.
En primer
lugar, la unidad: los griegos, el Papa,
los eslavos. En esa época había en Europa una cristiandad no dividida, que
colaboraba para evangelizar.
Un segundo
aspecto importante es la inculturación, de la cual he dicho algo antes:
evangelizar la cultura y la inculturación hace ver que la evangelización y cultura están estrechamente conectadas. No se
puede predicar un Evangelio en abstracto, destilado, no: el Evangelio debe ser
inculturado y es también expresión de la cultura.
Un último
aspecto, la libertad. En la predicación
hace falta libertad, pero la libertad siempre necesita de la valentía, una
persona es libre cuanto más valiente es y no se deja encadenar por tantas cosas
que le quitan la libertad.
Hermanos y
hermanas, pidamos a los santos Cirilo y Metodio, apóstoles de los eslavos, ser instrumentos de “libertad en la caridad”
para los otros. Ser creativos, ser
constantes y ser humildes, con la oración y con el servicio. Fuente e Imagen de
Vatican. Va