22 de octubre de 2023

LA AVARICIA NO ES UN BUEN SOPORTE PARA UNA VIDA SANA Evangelio lunes 23 de octubre 2023


LA AVARICIA NO ES UN BUEN SOPORTE PARA UNA VIDA SANA 
    
Evangelio lunes 23 de octubre 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Alguien le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo». Él le respondió: «¡Hombre! ¿Quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?» Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes». Les dijo una parábola:
 
«Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: "¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?" Y dijo: "Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea." 

Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?" Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios».  Lucas 12, 13-21
 
            En dónde podemos encontrar un buen soporte para la felicidad en nuestras vidas. Cómo podemos asegurar nuestras vidas que nos lleven hasta la eternidad.  Lo primero que debemos evitar es la avaricia. La teología moral en nuestra Iglesia Católica no enseña que la avaricia es el amor desordenado de las riquezas y de los bienes temporales. 

Así pues, si una persona está pensando en la eternidad, en vivir bien con los demás, en sentir dichoso de lo que hace, lo que trabaja, lo que lucha y lo que emprende, no tomará el camino de la avaricia. Las posesiones no dan la felicidad en la vida. (cfr. Lucas 12, 15).
 
            Una persona codiciosa enrumba su vida hacia el fracaso. Se puede equivocar por una avaricia extensiva o por una avaricia limitada. Si es extensiva, es el deseo desmesurado por tener bienes materiales, sin medir las consecuencias del maltrato a los demás. Si es limitada, es el apego a estrictamente a los asuntos materiales, así sean pocos, pero la mente y el corazón de la persona está centrado en ellos y no es posible desprenderse de ellos.
 
Cuando una persona se deja llevar por el segundo pecado capital, y no controla sus impulsos, puede llegar a cometer un pecado grave, que es contra la justicia. Por ejemplo, no pagar el salario justo. La Escritura advierte que no se puede servir a dos señores. Ama a uno o aborrece al otro. No se le puede servir a Dios y a las riquezas. (Mateo 6,24) (cfr. Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 69).
 
            El Papa Francisco considera que la codicia es una enfermedad que destruye a las personas, es el hambre de posesiones, es adictiva. Quien tiene mucho es una persona insatisfecha, siempre quiere más y sólo para él mismo. por la codicia, muchos tienen poco, y pocos tienen mucho.  La pregunta del Papa es: ¿estoy tentado a sacrificar la legalidad y la honestidad en el altar de la codicia? (cfr. Ángelus, 31 de julio, 2022).
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https://youtu.be/6GFW0e1xWJM