19 de octubre de 2023

SIMPLEMENTE, ¡RIDÍCULO! Padre Mario García Isaza


19 de octubre 2023
. SIMPLEMENTE, ¡RIDÍCULO!
Autor: Padre Mario García Isaza.  c.m. Formador Seminario Mayor. Arquidiócesis de Ibagué.
Suceden frecuentemente entre nosotros cosas curiosas, extravagantes, insólitas. Dio cuenta el periódico El Tiempo, en su edición del viernes 13 de octubre, de un dictamen de la sala mixta del Tribunal Superior de Bogotá, que establece que una perra es miembro integrante de una familia. En ese fallo, se acepta la demanda de un señor que se queja porque su expareja no le permite visitar a “su hija perruna, llamada Simona”; los magistrados integrantes de la sala mixta, dizque ahondando en el concepto de la “familia multiespecie”, dicen que los miembros de especie animal de la familia han de “asumir los roles que se les asignen en ella”, y detectar el estrés emocional de sus dueños…
 
El periódico trae a cuento la declaración de un señor abogado que “explica” que “la familia multiespecie es la que está constituida no solo por individuos de una especie, sino que integra a otras (sic) que son permitidas en la ley”. Y el miércoles dieciocho, el mismo diario le dedica al tema otra media página; en ella, un señor veterinario acude a unos malabarismos dignos de mejor causa para sustentar ese concepto estrafalario; comienza por decir que “hoy en día, el concepto de familia ha cambiado”…¿Es que se ha mutado la naturaleza de los seres humanos?...

Y como un auténtico volatinero intelectual, busca darle piso a esa dizque familia, - a la que llama también interespecie – desde la sicología, la bioética, la veterinaria y la economía; y llega hasta acuñar los terminachos de “perrihijo” y “gatihijo”… ¿Qué sustento doctrinal podrá tener semejante engendro?
 
Confieso que cuando leí el articulejo del trece, solté una carcajada. Me pareció que era un chiste inocuo; algo así como las noticias que los diarios suelen publicar el día de inocentes… Pero hoy, hilando más delgado, me pregunto si detrás de determinaciones judiciales como esta, al parecer anodinas y hasta pintorescas, no andará una corriente ideológica que sibilinamente va socavando los fundamentos antropológicos, éticos y cristianos de una institución tan noble y sagrada como es la familia. 

No sobra traer a cuento algunos textos en que se establece la verdadera naturaleza de la institución familiar. Comencemos por nuestra Constitución. Así reza su artículo 142: ”La familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio…”
 
El Concilio Vaticano II, en el N° 11 de la Lumen Gentium, llama a la familia “Iglesia doméstica”: hermosa forma de exaltar la dignidad y sacralidad de la institución familiar. En la Exhortación “Amoris Laetitia” del Papa Francisco, encontramos bellamente expuesta toda la doctrina católica sobre la familia; vale le pena leer, sobre todo, los números 67-80 de ese riquísimo documento.  San Juan Pablo II publicó en 1981 su Exhortación Apostólica “Familiaris Consortio”, síntesis espléndida de la enseñanza sobre la familia; allí, en el N° 18, encontramos:” La familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas: del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de los parientes. 

Su primer cometido es el de vivir fielmente la realidad de la comunión, con el empeño constante de desarrollar una autentica comunidad de personas” Y más adelante, establece: “Esta comunión radica en los vínculos naturales de la carne y de la sangre, y se desarrolla encontrando su perfeccionamiento en el instaurarse y madurar de vínculos todavía más profundos y ricos del espíritu” (N° 21)
 
Vayan estas otras citas,  espigadas en el Compendio de la Doctrina Social Católica : “Algunas sociedades, como la familia, corresponden inmediatamente a la íntima naturaleza del hombre” ( N° 151) “La familia, comunidad natural, en donde se experimenta la sociabilidad humana, contribuye de modo único e insustituible al bien de la Sociedad…La comunidad familiar nace de la comunión de las personas…La familia, comunidad de personas, es por consiguiente la primera sociedad humana”  (N° 213) ( La negrilla la he puesto yo)
 
Desconozco, por supuesto, los argumentos con que sustentó su demanda el padre de la “hija perruna”; por momentos se me ocurre pensar que quizá quiso poner una picarona celada a los jueces, para ver si se ocupaban de estudiar un asunto de tanta envergadura…y si fue así, debe estar muriéndose de risa. Si no, sabe Dios qué frustraciones y desequilibrios afectivos o qué desvaríos mentales estarán afectando al pobre hombre. Aquí lo absurdo es que un tribunal judicial se enfrasque en darle cauce a una demanda tan salida de la realidad, tan peregrina. No sabría uno decir quién está más despistado, si el demandante “padre” de la perrita, o los deslumbrados integrantes del tribunal.
 
No soy, lejos de mí, enemigo de que se quieran y se cuiden los animales; ellos hacen parte de esta naturaleza espléndida salida de las manos de Dios y puesta por Él al servicio del hombre, y muchos de ellos nos prestan servicios inestimables. Nunca estará bien maltratarlos. Pero de ahí a convertirlos en sucedáneos de los niños; de ahí a que, como acontece hoy, se considere delito matar un perro y en cambio se presente como “derecho” asesinar a un bebé en el seno materno; de ahí a querer meternos en la cabeza dislates como la tal “familia multiespecie”… ¡hay un abismo!
 
Nos cabe, para sacar una conclusión útil de este caso singular, comprometernos en la defensa de la familia, como célula primordial y fundamento de la sociedad. Es una institución de ley natural que hoy, por desgracia, es bombardeada desde muchos flancos; son muchas las baterías que se enfilan contra los valores cristianos y éticos que le dan a la familia cristiana solidez y riqueza. 

Tiene su fundamento en Dios mismo, autor de la naturaleza. Jesucristo quiso nacer y crecer en una familia. Para los que creemos, tiene su origen en un amor entre el hombre y la mujer que alcanza todo su significado y valor al ser elevado a la categoría sacramental. Trabajemos para que nuestras familias sean auténticas iglesias domésticas, en las que se respete la ley de Dios y se cultiven los valores del Evangelio. Correo del autor: magarisaz@hotmail.com