Evangelio
para el miércoles de Ceniza, 2 de marzo 2022. La conversión es camino seguro de
salvación. Dice el santo Evangelio: “Dijo Jesús a sus discípulos: cuidad de no
practicar vuestra justicia delante de os hombres para ser vistos por ellos; de
lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto,
cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los
hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por
los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga.” (M ateo 6, 1- 6.16-18). Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
La
propuesta central del Hijo de Dios, es que aprendamos a dar frutos de
salvación. No debe existir ninguna actitud, penitencia,
ayuno, oración, etc., que no tenga su razón de ser. Que no lleve
a cada persona a una limpieza de corazón, a una búsqueda de los caminos de
Dios, a un cambio en su manera de ser y de comportarse. Quien vive su religión
esperando el calificativo de los demás, está muy lejos de un Evangelio de la
conversión. Los que viven o actúan así, ya han recibido su propia paga. El que
deja una cosa para dar espacio a Cristo en su vida, habrá hecho algo bueno; el
que deja dos cosas, habrá hecho algo mejor pero el que lo deja todo para
reservar toda su atención a Jesús; habrá escogido la parte óptima que no le
será quitada. El Papa Francisco propone como un buen camino de conversión: volver por
los caminos de Dios. “Vuélvanse a mí de todo corazón” (Joel 2,12). La
confesión es el primer camino para regresar al Padre. Volver con gratitud a
Jesús y presentarle nuestras heridas. Dejarnos tomar de la mano por Aquel que
se abajó por nosotros. (Homilía 17 de febrero 2021).
Hacer las cosas bien, cumplir con el
deber, hacer la voluntad de Dios, es la propuesta del Evangelio del Reino de
Dios. Sabiamente el apóstol de los gentiles enseñaba a los residente en
Galaxia, que debían hacer el bien, las cosas bien, siempre el bien, la regla
del camino debe ser el bien. El Papa Francisco nos propone pensar en la posibilidad
de un proceso de conversión personal para hacer lo correcto, lo que Dios manda.
En Dios no se pierde ningún acto de amor por más pequeño que sea. La Sagrada
Escritura enseña que el árbol se conoce por sus frutos (cfr. Mateo 7, 16-20). La
Cuaresma nos llama a poner nuestra fe y nuestra esperanza en el Señor (cfr. 1
Pedro 1,21), porque sólo con los ojos fijos en Cristo resucitado (cfr. Hebreos
12,2) podemos acoger la exhortación del Apóstol: «No nos cansemos de hacer el
bien» (Gálatas 6,9). No nos cansemos de orar, no nos cansemos de eliminar el
mal. (Papa Francisco, Mensaje de Cuaresma, año 2022).