8 de marzo de 2022

A DIOS SE LE HONRA CON EL TESTIMONIO. Evangelio Martes 8 de Marzo 2022

A DIOS SE LE HONRA CON EL TESTIMONIO
Evangelio martes 8 de marzo 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Dijo Jesús a sus discípulos: Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo. Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. 

Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, más líbranos del mal. Que, si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.” (Mateo 6, 7-15).

El Hijo de Dios nos enseña a orar. La oración tiene su razón de ser, tiene resultados y tiene su eficacia.  El Papa emérito, Benedicto XVI, enseña que: La oración no es solamente el aliento del alma, sino, para usar una imagen, es también el oasis de paz en el que podemos sacar el agua que alimenta nuestra vida espiritual y transforma nuestra existencia. (Audiencia, 12 de junio 2012).

            Santo Tomás de Aquino nos pone a pensar que si Dios es Padre y es Nuestro, debemos honrarle por medio de una alabanza que brote no sólo de los labios sino sobre todo del corazón; debemos honrarle también por la pureza de nuestro cuerpo y el ejercicio de la justicia con el prójimo. Por ser nuestro Padre debemos igualmente imitarle por la perfección del amor y de una misericordia que vaya siempre acompañada por las obras. 

San Juan Pablo II, enseñaba: Invocar a Dios como Padre significa reconocer que su amor es el manantial de la vida. En el Padre celestial el hombre, llamado a ser su hijo descubre "haber sido elegido antes de la constitución del mundo, para ser santo e irreprensible en su presencia por la caridad" (Efesios, 1,4). 

            El Papa Francisco enseña: Si por tanto hay alguno que puede explicar hasta el fondo la oración de “Padre nuestro”, enseñada por Jesús, estos son precisamente quienes viven en primera persona la paternidad. Sin la gracia que viene del Padre que está en los cielos, los padres pierden valentía y abandonan el campo. Pero los hijos necesitan encontrar un padre que les espera cuando vuelven de sus fracasos. Harán de todo para no admitirlo, para no mostrarlo, pero lo necesitan: y el no encontrarlo abre en ellos heridas difíciles de sanar.

La Iglesia, nuestra madre, está comprometida con apoyar con todas sus fuerzas la presencia buena y generosa de los padres en las familias, porque ellos son para las nuevas generaciones cuidadores y mediadores insustituibles de la fe en la bondad, en la fe y en la justicia y en la protección de Dios, como san José. (cfr. Audiencia, 4 de febrero de 2015,).