9 de marzo de 2022

EL MAESTRO SE REVELA CON SUS SIGNOS Evangelio Miércoles 9 de Marzo 2022

EL MAESTRO SE REVELA CON SUS SIGNOS  
Evangelio miércoles 9 de marzo 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“La gente se apiñaba alrededor de Jesús y Él se puso a decirles: Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.” Lucas 11, 29-32.  

El Mesías no improvisa su obra, sino que la afirma con sus acciones, con sus palabras, con sus milagros, con sus intervenciones en la vida pública entre hombres y mujeres. El Hijo de Dios propone un modelo sabio para creer y entenderse con Dios: Nadie debe pedirle signos a Dios. La conversión es el camino ideal para entenderse con el Hijo del Hombre. Sabia e inteligentemente el santo Padre, Francisco, aclara: “Nínive se convierte y ante esta conversión, Jonás, que es el hombre que no es dócil al Espíritu de Dios, se enfada: Jonás sintió una gran tristeza y se desdeñó. E, incluso, reprende al Señor.    

La historia de Jonás y Nínive se articula en tres capítulos: el primero es la resistencia a la misión que el Señor le confía; el segundo es la obediencia, y cuando se obedece se hacen milagros. La obediencia a la voluntad de Dios y Nínive se convierte. En el tercer capítulo, hay una resistencia a la misericordia de Dios.” (cfr. Homilía, 6 de octubre, 2015).

            El Hermeneuta bíblico propone: Nuestra conversión consiste en acoger los signos de la presencia del Señor. Somos nosotros quienes con frecuencia resistimos a  su amor y por miedo quizás a perder algo, dejamos nuestra conversión para mañana y así vamos “echando en saco roto la gracia del Señor” (2 Corintios 6,1); es el caso de muchos contemporáneos de Jesús que pretendían signos para  probar su autoridad porque no creían en Él y rehusaban convertirse (cfr.  Éxodo 17, 7; Juan 2, 11)

 

            El maestro de Nazareth advierte: Dichosos los que crean sin haber visto. Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre. (Juan 20, 30-31).