Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
«Hablaba Jesús del juicio divino, cuando se presentaron unos y le
contaron el caso de los galileos que Pilato había mandado matar mientras
ofrecían sacrificios, de manera que se mezcló su sangre con la de los animales
que sacrificaban. Jesús dijo entonces: « ¿Pensáis que porque ellos sufrieron
esa muerte porque eran más pecadores que los demás galileos? Os aseguro que no.
Y si vosotros no os arrepentís, todos por igual vais a perecer.” °°° (Lucas 13,
1-9.) La
conversión se da en el tiempo. No es una ilusión futura. Dejar que el tiempo transcurra no soluciona los
males del espíritu; aumenta su propia angustia existencial. Advierte la Sagrada
Escritura: “Convertíos porque el Reino de Dios está cerca”. Es necesario aprender a reconocer nuestro
pecado: así llegó la salvación a la casa de Zaqueo (cfr. Lucas 19,9). La
conversión es un llamado durante el tiempo: Dices “Sí” y lo haces; al
contrario, el tiempo te pasará la cuenta. (cfr. Mateo 21, 28-31).
En
la reconciliación siempre ha estado la misericordia y la acción de Dios. La
propuesta divina, es la necesidad de reconciliarse con Dios y con la comunidad.
De acuerdo a la Sagrada Escritura los profetas propusieron la reconciliación
como: Cambio de conducta y de corazón. Volver a la cercanía de Dios. Comenzar a
vivir de la fe. Creer en la Buena Nueva. Convertirse al pensamiento y al sentir
de Dios. No hay que creer que se está totalmente convertido: Advertía el
apóstol san Pablo:” Quien crea estar firme, cuidado que no caiga” (1 Corintios
10, 12).
El Padre, Jorge Humberto Peláez. SJ.
Enseña a todos los creyentes: No seremos evaluados por los cargos desempeñados
El test que nos será aplicado versa sobre los valores puestos en práctica: el
amor a la familia, la solidaridad con los pobres, la justicia en las relaciones
con los demás, la ética profesional, el sentido de ciudadanía, la confianza en
Dios, la práctica religiosa. Así que: Los valores que hayamos puesto en
práctica dirán si nuestra vida ha tenido un sentido o si – en palabras de la parábola de la higuera, según la Biblia
– hemos ocupado inútilmente la tierra.
Es sabía la enseñanza de la parábola de
la Higuera según la pedagogía de Jesús de Nazareth: “la actitud de Dios frente
al hombre pecador, frente a aquel que no da frutos: le brinda una oportunidad;
aún más: se preocupa por hacer todo lo posible (cavar, abonar) para que la
higuera infértil pueda fructificar.” Cuida tu salud: Siempre hay que reconocer
que Dios es compasivo, lento a la ira y rico en misericordia.