MARÍA SANTISIMA ES MADRE Y ES REINA Evangelio Lunes 22 de Agosto 2022
MARÍA
SANTÍSIMA ES MADRE Y ES REINA Evangelio
Lunes 22 de agosto 2022 Padre,
Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué "Al sexto mes el ángel Gabriel
fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven
virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la
familia de David. La virgen se llamaba María. Llegó el ángel hasta ella y le
dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» María quedó muy
conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo.
Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de
Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de
Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo.” Lucas 1,
26-38. María cumplió perfectamente con
la voluntad de Dios en su vida y eso la llevó a la gloria de Dios. María es una
obra maravillosa de Dios. Concebida sin pecado original, el cuerpo de María
estuvo siempre libre de pecado. Totalmente pura. Su alma nunca se corrompió. Su
cuerpo nunca fue manchado por el pecado, fue siempre un templo santo e
inmaculado. La maternidad divina de María fue el mayor milagro y la fuente de
su grandeza, pero Dios no coronó a María por su sola la maternidad, sino por
sus virtudes: su caridad, su humildad, su pureza, su paciencia, su mansedumbre,
su perfecto homenaje de adoración, amor, alabanza y agradecimiento. Sabiamente el santo Padre Pío XII
“Eugenio Pacelli” un 11 de octubre del año 1954 instituye la fiesta sobre la
realeza de la santísima Virgen María. De acuerdo a las palabras del Arcángel
san Gabriel, de la realeza del Hijo se ha derivar a su madre una singular
elevación. San Gregorio Nacianceno llama a María «Madre del Rey de todo el
universo».Los teólogos de la Iglesia han
llamado a la Beatísima Madre Virgen Reina de todas las cosas creadas, Reina del
mundo, Señora del universo.María es
Reina por su divina maternidad. (cfr. Carta Encíclica, Ad Caeli
Reginam). La Santísima Virgen María ocupa
un lugar privilegiado en la mente y en el corazón de Dios.Desde su misma concepción, ya Dios fija su
mirada en ella, la dispone y la elige para que en el futuro sea la Madre de su
Hijo.La fe se convierte para María en
la medida para abrazar no solo su propio misterio, sino el de su mismo hijo: un
puro don que Dios le ha dado no para su gozo o su exaltación, sino para el bien
de todos. San Agustín de Hipona, afirmaba: “María fue bienaventurada,
porque, antes de dar a luz a su maestro, lo llevó en su seno. María es
dichosa también porque escuchó la palabra de Dios y la cumplió; llevó en su
seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la verdad de Cristo”. San Juan Pablo II, Papa, nos enseña las
Características del reinado de María Santísima: a)
Preeminencia: "su honor y dignidad sobrepasan toda la creación; los
ángeles toman segundo lugar ante tu preeminencia." San Germán. b)
Poder Real: que la autoriza a distribuir los frutos de la redención. La
Virgen María no solo ha tenido el más alto nivel de excelencia y perfección
después de Cristo, pero también participa del poder de Su Hijo Redentor
ejercita sobre las voluntades y mentes. c)
Inagotable eficacia de Intercesión con su Hijo y el Padre: Dios ha
instituido a María como Reina del cielos y tierra, exaltada sobre todos los
coros de ángeles y todos los santos. Estando a la diestra de su Hijo, ella
suplica por nosotros con corazón de Madre, y lo que busca, encuentra, lo que
pide, recibe". d)
Reinado de Amor y Servicio: Su reinado no es de pompas o de prepotencia
como los reinos de la tierra. El reino de María es el de su Hijo, que no es de
este mundo, no se manifiesta con las características del mundo. María tiene
todo el poder como reina de cielos y tierra y a la vez, la ternura de ser Madre
de Dios. En
la tierra ella fue siempre humilde, la sierva del Señor. Se dedicó totalmente a
su Hijo y a su obra. Con El y sometida con todo su corazón con toda su voluntad
a Él, colaboró en el Misterio de la Redención. Ahora en el Cielo, ella continúa
manifestando su amor y su servicio para llevarnos a la salvación.(cfr. Homilía, 23 de julio 1997). SI
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