Autor: Mario García Isaza, c. m. Formador Seminario Mayor,
Arquidiócesis de Ibagué. He escuchado varias veces la declaración del señor
Arzobispo de Medellín, en la que informa que entregará y además hará pública la
información que el canalla Luis Carlos Barrientos le ha exigido acerca de
algunos sacerdotes de la Arquidiócesis; exigencia que ha recibido el aval de la
Corte Constitucional, y de una jueza de Medellín. Y tengo que decir que no
salgo del estupor, de la indignación y del desconcierto. Sentimientos que me
despierta, mucho más que la petición del gacetillero ese, el respaldo de los
togados de dicha corte En él, ninguna tropelía, ningún desaguisado, por
sucio y asqueante que sea, puede extrañar.
Yo me impuse, no hace mucho tiempo, la penitencia de
adentrarme en las páginas de uno de sus libros; y, como casi nunca lo hago,
llegó el momento en que no me sentí capaz de terminarlo, y lo dejé; la simple
decencia y la higiene mental me prohibieron seguir; y recuerdo que quedé con la
sensación de haber abandonado un albañal, y persistió por algún tiempo un como
olor de sentina. Pero que los togados de
la corte respalden la avilantez del calumniador, y una jueza de la república
obligue al Prelado a hacer lo que con tanta dignidad está haciendo, eso sí es
el colmo. ¿Se atreverían, esa que se supone profesional del derecho, y esos
togados indecentes, a hacer la misma exigencia, por ejemplo, a los médicos en
relación con sus pacientes, a los sicólogos o siquiatras con los que ellos han
asistido, incluso a los mismos jurisconsultos con aquellos cuyos casos han manejado?
... Con seguridad que no.
¡Pero es que se trata de la Iglesia católica! Como me ha escrito en un amable correo, que
mucho agradezco, el señor Arzobispo de Manizales, todos los demás
colombianos tienen derecho a que se proteja su intimidad, menos los
eclesiásticos católicos. Yo creo sinceramente que debería levantarse un
verdadero clamor de todos los colombianos, y por todos los medios, para
rechazar este vil atropello. ¡No hay derecho a tanta villanía, ni pueden
nuestros jueces e instituciones judiciales incurrir en semejantes desafueros!
ADENDA. Continuemos orando por Colombia. Las primicias
del nuevo régimen no auguran nada bueno. La sistemática y multiforme
campaña para minar a nuestras fuerzas armadas, ejército y policía, y amarrarlas
para impedir el cumplimiento de la tarea que la Constitución les asigna; el
empeño impúdico y artero del ministro de educación para adoctrinar a nuestros
niños y jóvenes con la sesgada presentación que el informe de la JEP hace de la
historia; la orden de retirar a Colombia del grupo de países que se oponen,
como política de gobierno, a la campaña abortista mundial; el atropello, que ya
es un hecho cumplido, contra el derecho de propiedad, cometido por grupos
invasores de sedicentes indígenas, que se han apoderado de más de diez mil
hectáreas de tierras productivas y legítimamente poseídas, sin que desde el
gobierno haya otra acción que un desteñido
y anodino pronunciamiento de la
ministra de agricultura; la patente de corso que el señor Petro les ha dado a
los narcotraficantes para que sigan haciendo de Colombia, ahora sí
definitivamente, un narco estado, y para que sigan llevando niños reclutados
criminalmente a sus guaridas y campamentos y los conviertan en escudo contra
cualquier posibilidad de bombardeo de esas madrigueras……esos y otros hechos no
nos permiten, creo, ser optimistas. Pero, una vez más: seguimos confiando en
Dios, y a Él y a María, Reina de Colombia, les encomendamos los destinos de la
patria amada. Correo del autor: magarisaz@hotmail.com