31 de agosto de 2022

NOS CONVERTIMOS EN PESCADORES DE HOMBRES Y MUJERES Evangelio Jueves 1 de Septiembre 2022


NOS CONVERTIMOS EN PESCADORES       
Evangelio Jueves 1 de septiembre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.» Simón contestó: «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.» °°° Lucas 5, 1-11.
 
            “Duc in Altum” Remar mar adentro, lanzar la red, no sentir temor, confiar en el mandato de Dios, acostumbrarse a hacer permanentemente la voluntad de Dios, nos convierte en pescadores de hombres. Razón suficiente tenía el santo padre: san Juan Pablo II, al proponerle a la humanidad, la celebración del inicio del nuevo milenio “NOVO MILLENNIO INEUNTE”, los dos mil años del nacimiento de nuestro Salvador, Cristo Jesús. Suena la campana nuevamente como un eco de dos milenios y decirle a la Iglesia católica: Confía en el poder y la Gracia de Dios. De la misma manera que Pedro y los primeros compañeros confiaron en la palabra de Cristo y lanzaron las redes. «Y habiéndolo hecho, recogieron una cantidad enorme de peces» (Lucas 5, 6). ¡Duc in Altum! Esta palabra resuena también hoy para nosotros y nos invita a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro: «Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre» (Hebreos 13,8). (cfr. Carta apostólica Novo Millennio Ineunte, 6 de enero 2001)
 
            Por momentos creemos tener la razón. Cuando escuchamos la voz de Dios, cambia nuestro parecer: hay que ser atrevidos en la vida, lanzar las redes, prestar el servicio, confiar en la Gracia que Dios ha depositado en nosotros, sentir la seguridad de lo que estamos haciendo, confiar más en el Espíritu de Dios que en nuestras propias fuerzas.  Dios tiene la razón, no nos podemos quedar en activistas de una multiplicidad de trabajos, cada día que pasa el –hacer- devora nuestras fuerzas, aniquila las posibilidades de ir al encuentro de nuevas realidades, de estar muy cerca de los demás, de ofrecerle un poco de tiempo a quien lo necesita, de extenderle la mano a quien Dios lo va a convertir en pescador de hombres. 
 
            Alguien que es creyente, bautizado y miembro de la Iglesia, no debe olvidar que es un pescador de hombres. Una persona se convierte en discípula de su Maestro cuando escucha su Palabra y observa las obras poderosas de Jesús. Cree en el poder de la Palabra, se deja guiar por la Palabra, obedece a la Palabra, asume el sacrificio de su misión: “Los discípulos sacaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a su Maestro” (Lucas, 5,11) 
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https://youtu.be/dKPesikW1uY