¿QUÉ TANTO LIMITA A UNA PERSONA SU FALTA DE FE?
Evangelio Martes 2 de agosto 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!» Mateo 14, 22-36.
Los profetas según la Sagrada Escritura, tiene toda la razón en educar a la
comunidad en materia de fe. La conversión de conducta y de corazón, definen
la vida de fe en una persona. La conversión radical es fruto del espíritu
de Dios. Es necesario comenzar a vivir de la fe. Convertirse al pensamiento y
al sentir de Dios. Hasta reconocer que Jesucristo es el Hijo de Dios. (cfr.
Mateo 14, 33).
María Santísima, con su vida y
con su fe, transmite ese modelo que ha recibido de Dios. Ella entiende
perfectamente que su obra y su decisión no es directamente suya sino que es el
fruto de una profunda relación con Dios, la fuerza de poder hacer la voluntad
de Dios, de entenderlo a Él, de creerle a Él.
Hay que creerle a Dios, hay que hacer su santa voluntad, hay
que aprender a caminar de la mano de Dios, hay que dejarse guiar por el
espíritu de Dios. “¡Dichosa tú por haber
creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!”. (Lucas 1, 45). Es el elogio de Isabel a María
Santísima por su calidad de fe y su profunda confianza en el poder y la Gracia
de Dios. La respuesta de fe, no se deja esperar.
La Santísima Virgen, proclama las
maravillas que Dios ha realizado en ella como humilde esclava. (cfr. Lucas
1, 46-56). Es el canto de alabanza de María. Es el canto de la humildad. Es el
canto de la sierva de Dios. Ana también agradece a Dios, los favores que ha
realizado en ella: “Porque me salvaste y soy feliz. No hay otro santo más que
Yahveh.” (cfr. 1 Samuel 2, 1-10).
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https://youtu.be/G7UkC4bhqaE
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