17 de marzo de 2023

DICHOSO QUIEN NO SE JUSTIFICA ASÍ MISMO Evangelio sábado 18 de marzo 2023


DICHOSO QUIEN NO SE JUSTIFICA ASÍ MISMO
 
Evangelio sábado 18 de marzo 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “¡Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. 

Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”. El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “¡Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”. °°° Lucas 18, 9-14.
 
            Afirma la Sagrada Escritura: Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche.” (Salmo 1). Bienaventurada aquella persona que se reconoce pecador delante de Dios. Bienaventurada la persona que construye y edifica su vida desde la humildad, la sencillez del corazón, la grandeza del alma. No será bienaventurada la persona soberbia, ególatra, prepotente que pretende engañar el corazón misericordioso de Dios.
 
            Cristo llama de una forma libre y espontánea; su mirada descansa en los pecadores, los publicanos, los alejados, los rebeldes, los ateos, etc. La Iglesia no nació de un fortín de hombres santos e inmaculados; la Iglesia del Maestro comenzó a surgir de la conversión de hombres que aceptaron y asimilaron la Palabra de Cristo. Aquellos que dieron respuesta a su propuesta, quienes dejaron tocar su corazón por la Gracia de Dios, quienes vislumbraron un futuro mejor de la sociedad, accediendo al llamado del Señor. Todos aquellos que no se creen justos e irreprochables.
 
            La conversión es el fundamento para saber quién es cada persona delante de Dios. Quien se convierte, tiene mucho para ofrecerle a Dios, a la Iglesia, a la sociedad. La clave para agradarle a Dios: “Es cambio de conducta y de corazón”. (cfr. Isaías 1, 10-19). La conversión debe ser fruto del Espíritu de Dios. (cfr. Lucas 3, 16-17). 

Hay que comenzar a vivir desde la fe: convertirse al pensamiento y al sentir de Dios. El salmo 15 de la Escritura, es la presentación de una persona plenamente convertida: “¿quién habitará en tu monte santo? El de conducta íntegra, que actúa con rectitud, que es sincero cuando piensa y no calumnia con su lengua; que no daña a conocidos, ni agravia a su vecino”.
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https://youtu.be/VekFgMEF1zQ