30 de marzo de 2023

JESUCRISTO ES HIJO Y ENVIADO DE DIOS Evangelio viernes 31 de marzo 2023


JESUCRISTO ES HIJO Y ENVIADO DE DIOS

Evangelio viernes 31 de marzo 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?». Los judíos le contestaron «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios». Jesús les replicó: «¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”?
 
Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre». Juan 10, 31-42
 
            Jesucristo es el enviado de Dios. Es la decisión más contundente que tomó el Padre celestial ante la terquedad e intransigencia de las generaciones. Dice la Escritura: “Por último envió a su Hijo” y lo envió precisamente para que el mundo se salve, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna. (cfr. Juan 3, 16).  No existe la menor duda que Jesucristo es el Hijo y el enviado de Dios. Así lo anunciaron los profetas. Por ejemplo, la profecía de Natán se destaca en que Dios promete a David un Reino duradero (cfr. II Samuel 7, 11-16).
 
Algunos salmos que se denomina reales en la Biblia nos permiten saber que la humanidad espera un Mesías rey (cfr. Salmo 88 y 110). Existe la profecía del Emmanuel y con ella el anuncio del nacimiento de un niño que trae una misión divina. (cfr. Isaías 7, 14ss). El profeta Jeremías habla de un rey mesiánico ideal, quien aparecerá en los últimos tiempos. El profeta Ezequiel habla de un pastor ideal que cuidará las ovejas de Israel (cfr. Ezequiel 34, 23ss).
 
            Quedamos convencidos de que Jesucristo es el Hijo de Dios. Que guarda la unidad profunda con su Padre celestial. Jesús y el Padre son uno. En todas las obras que realizó el Nazareno, se puede comprobar que eso solo lo puede hacer un enviado de Dios, un Hijo de Dios, Dios mismo. Lo que más desea el Hijo de Dios es que creamos en Él y la razón mayor, es porque “El que crea en Él tendrá la vida eterna.”
 
 Nuestro Catecismo de la Iglesia Católica es muy preciso y elocuente en enseñar la naturaleza y la misión del Verbo de Dios. Por ejemplo: El Verbo se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios: "En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él" (1 de Juan 4, 9). 

El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: "Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí ... "(Mateo 11, 29). "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí" (Juan 14, 6). (cfr. Numerales 458 – 478).
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