Evangelio jueves 23 de mayo 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús dijo
a sus discípulos: Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé a
beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si
alguien llegara a escandalizar a uno de estos
pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una
piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano
es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al
infierno, al fuego inextinguible.
Y si tu pie es para ti ocasión de pecado,
córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus
dos pies al infierno. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo,
porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado
con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.”
Marcos 9, 41-50.
La
propuesta del Hijo de Dios es que desaparezca el mal en la vida de cada persona.
Que no exista la posibilidad de odiar a alguien, difamar del otro, creerse juez
de los demás, envidiar porque me siento inferior a los demás. Cualquier gesto,
actitud, palabra, que lastime a los demás, no está bien visto ante los ojos de
Dios. La regla a seguir es hacer el bien y evitar el mal. (cfr. Salmo 34).
Nunca está permitido hacer el mal para obtener un bien. El criterio a seguir
es: “Trate a los demás como le gustaría que lo tratasen a usted”. (Lucas 6,
31).
Nuestra
Iglesia Católica nos recomienda alimentar y orientar nuestra conciencia moral,
para que ella nos indique el camino correcto a seguir en nuestros
comportamientos. Una buena conciencia le indica a la persona a seguir fielmente
lo que sabe, lo que es justo y lo que es recto. La dignidad de una persona
tiene que ver necesariamente con la conciencia moral. La caridad es una
excelente virtud para formar la conciencia. (cfr. catecismo 1776-1794).
Evitamos el mal cuando nos dejamos
guiar por una buena conciencia: por ejemplo: ¿Por qué criticas a tu hermano?
¿Por qué lo desprecias? Cada persona debe rendirle cuentas a Dios. Dejémonos de
juzgarnos los unos a los otros. No debemos ser motivo de escándalo para nadie.
Dichosa la persona a quien su conciencia no le reprocha su decisión. (cfr.
Romanos 14, 10-23).
El Papa Francisco nos propone pensar en la
siguiente posibilidad: “No respondas al mal, con el mal. Aunque recibamos poco
o nada a cambio.” Las
palabras que Jesús son exigentes y parecen paradójicas: Él nos invita a poner
la otra mejilla y amar incluso a los enemigos (cfr. Mateo 5, 38-48).
Para
nosotros es normal amar a los que nos aman y ser amigos de quien es nuestro
amigo; sin embargo, Jesús nos provoca diciendo: si actuáis de esta manera, «¿qué hacéis de extraordinario?»
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