9 de mayo de 2024

Quien encuentre la alegría del Evangelio hará mucho bien Evangelio viernes 10 de mayo 2024


QUIEN ENCUENTRE LA ALEGRÍA
DEL EVANGELIO HARÁ MUCHO BIEN
Evangelio viernes 10 de mayo 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.
 
La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo. También ustedes ahora están tristes, pero Yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Aquel día no me harán más preguntas.” Juan 16, 20-23ª
 
            La resurrección del Maestro de Nazareth tiene unas exquisitas recomendaciones. La resurrección abre el espacio para entender la superación, el gozo, la gracia, la esperanza, la vida nueva que comienza a florecer cuando algún creyente centra su fe en el Hijo de Dios resucitado. La Cruz se convierte en motivo de superación, de alegría y de vivencia festiva de la fe. La alegría como una gracia de sentir la vida de una manera diferente, se convierte en un motivo de la resurrección.
 
            ¿Qué podrá significar la alegría para quien creemos en Dios? La alegría es un valor, es una virtud, es fruto del Espíritu Santo. Es la manera más propicia como se vive y se comprende a llevar la Cruz con gozo y esperanza. El Maestro afirma: “Ustedes tendrán una alegría que nadie les podrá quitar” Juan 16, 23. 
 
La Palabra divina nos permite vivir la alegría en su punto equilibrado. Por ejemplo: Cuando una persona se deja guiar por el Espíritu de Dios, reconoce los frutos del Espíritu Santo:  amor, alegría paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí. Gálatas 5, 16-26.
 
            La primera portadora del anuncio la resurrección de Jesucristo, comunica expresión desbordante de gozo y alegría por saber que el Maestro está vivo. Esa fue la experiencia de María de Magdala. (cfr. Juan 20, 11-18). Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión. Lucas 15, 7.
 
San Juan Pablo II al inicio de su pontificado decía al mundo eclesial: “No tengan miedo, salgan con alegría a anunciar el Evangelio”. El máximo acontecimiento de la historia de la salvación es la “resurrección”. El resucitado transmite paz y alegría. (cfr. Juan 14, 27-31ª) San Pablo, llama a quienes anuncian la Palabra “servidores” no señores de la fe, sino servidores de vuestra alegría, dice san Pablo °°° (cfr. 2 Corintios 1, 24).
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