Evangelio sábado 1 de junio 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
¿O quién te dio autoridad para hacerlo?” Jesús les respondió: “Yo
también quiero hacerles una pregunta. Si me responden, les diré con qué
autoridad hago estas cosas. Díganme: el bautismo de, Juan Bautista, ¿venía del
cielo o de los hombres?”
Ellos se hacían este
razonamiento: “Si contestamos: “Del cielo”, Él nos dirá: “¿Por qué no creyeron
en Él?” ¿Diremos entonces: “De los hombres”?” Pero como temían al pueblo,
porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron
a Jesús: “No sabemos”. Y Él les respondió: “Yo tampoco les diré con qué
autoridad hago estas cosas”. Marcos 11, 27-33.
Enseñar y tomar decisiones con autoridad tiene su secreto. El Hijo de
Dios nos enseña, dónde está el punto de equilibrio, de la autoridad. No es
necesario imponer las ideas. No es necesario hacer sentir a los demás,
recordándoles que usted es la autoridad. No es necesario creer que yo tengo la
autoridad y los demás no la tienen.
A Jesucristo se le ocurre que una persona no le puede imponer la
autoridad a otra. No le debe juzgar la autoridad a otra. El criterio cristiano
es investigar qué tanto sabe la persona sobre la razón de la autoridad. El
Maestro dice: “Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas”. Marcos
11, 33).
Si queremos aprender la autoridad como virtud, debemos decir que la
máxima autoridad la tiene Dios. Por ende, todo aquel que desee gobernar y
aprender a obedecer, deberá primero tomar el ejemplo divino. Uno de los
primeros impactos de los hermanos judíos al conocer a Jesucristo es que se
impresionaron de su autoridad. El Hijo de Dios enseña con autoridad. (cfr.
Marcos 1, 21-28). Este tipo de enseñanza se logra cuando se combinan
perfectamente: Testimonio de vida y autoridad.
Sin testimonio, el
tiempo está totalmente perdido. (cfr. Deuteronomio 18, 20). La
autoridad vivida en la novedad del Evangelio de Jesús da muchos resultados:
frena al enemigo, detiene la violencia, no entra en discusión, logra convertir
a los demás, se hace comprensible, se lucha teniendo un punto donde llegar,
evita disturbios, salva a muchas personas, nos permite entrar en diálogo con
los demás.
El Papa Francisco enseña que la autoridad es un servicio y como tal
debe ser ejercida, para el bien de todos y para la difusión del Evangelio.
(cfr. Ángelus, 4 de octubre, 2020).
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