26 de junio 2024. “Debemos invertir en prevención” Audiencia Papa Francisco. Plaza de san Pedro. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy se
celebra el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico
Ilícito de Drogas, instituida por la Asamblea general de las Naciones Unidas en
1987. El tema de este año es “La evidencia es clara: debemos invertir en
prevención”.
Disminuye
la fuerza humana y la fibra moral. Mina los valores estimados. Destruye la
voluntad de vivir y de contribuir a una sociedad mejor”. Esto hace el uso de
las drogas, el abuso de las drogas.
Pero
recordemos, al mismo tiempo, que cada tóxico-dependiente “trae consigo una
historia personal distinta, que debe ser escuchada, comprendida, amada y, en
cuanto posible, sanada y purificada [...] Siguen teniendo, y más que nunca, una
dignidad en cuanto personas que son hijos de Dios”.
El Papa
Benedicto XVI utilizó palabras severas durante una visita a una comunidad
terapéutica, así decía el Papa Benedicto: “Digo a los que comercian con la
droga que piensen en el mal que están provocando a una multitud de jóvenes y de
adultos de todas las clases sociales: Dios les pedirá cuentas de lo que han
hecho. No se puede pisotear de esta manera la dignidad humana”. La droga pisotea la dignidad humana.
Una
reducción de la dependencia de las drogas no se consigue liberalizando el
consumo de drogas, esto es una fantasía, como se ha propuesto, o ya se ha
aplicado, en algunos países. Si se libera, se consume más.
Después de
haber conocido tantas historias trágicas de toxico-dependientes y de sus
familias, estoy convencido de que es
moralmente correcto acabar con la producción y el tráfico de estas sustancias
peligrosas. ¡Cuántos traficantes de muerte hay, porque los traficantes de
droga son traficantes de muerte, movidos por la lógica del poder y del dinero a
cualquier precio! Esta plaga, que produce violencia y siembra sufrimiento y
muerte, exige un acto de valentía por parte de toda la sociedad.
La
producción y el tráfico de drogas también tienen un impacto destructivo en
nuestra casa común. Por ejemplo, esto se ha hecho cada vez más evidente en la
cuenca amazónica. Otra vía prioritaria
para contrarrestar el abuso y el tráfico de drogas es la prevención, que se
hace promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores
que construyen la vida personal y comunitaria, acompañando a los necesitados y
dando esperanza en el futuro.
En mis
viajes apostólicos en las diversas diócesis y países pude visitar varias
comunidades de recuperación inspiradas por el Evangelio. Son un testimonio
fuerte y de esperanza del compromiso de sacerdotes,
consagrados y laicos para poner en práctica la parábola del Buen Samaritano.
Del mismo modo, me reconfortan los esfuerzos emprendidos por varias
Conferencias Episcopales para promover una legislación y unas políticas justas
en materia de tratamiento de las personas drogodependientes y de prevención
para frenar este flagelo.
A título de
ejemplo, destaco la red de La Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y
Prevención de Adicciones (PLAPA). El estatuto de esta red reconoce que “la
adicción al alcohol, a las sustancias psicoactivas y a otras formas de adicción
(pornografía, nuevas tecnologías, etc.) … Se trata de un problema que nos
afecta indistintamente, con independencia de la diversidad de geografías y
contextos sociales, culturales, religiosos o de edad. A pesar de las diferencias,
queremos organizarnos como red: compartir experiencias, el entusiasmo y las
dificultades”.
Menciono
también a los obispos de África Austral, que en noviembre 2023 convocaron una
reunión sobre el tema “Capacitar a los
jóvenes como agentes de paz y esperanza”. Los representantes de los jóvenes
presentes en el encuentro reconocieron esa reunión como “piedra miliar
significativa orientada hacia una juventud sana y activa en toda la región”.
También
prometieron: “Aceptamos el papel de embajadores y defensores en la lucha contra
el consumo de sustancia estupefacientes. Pedimos a todos los jóvenes que sean
siempre empáticos los unos con los otros”.
Queridos
hermanos y hermanas, ante la trágica situación de tóxico-dependencia de
millones de personas en todo el mundo, ante el escándalo de la producción y del
tráfico ilícitos de estas drogas, “no podemos ser indiferentes. El Señor Jesús
se ha detenido, se ha acercado, ha curado las llagas.
En el
estilo de su proximidad, también nosotros estamos llamados a actuar, a
detenernos ante las situaciones de fragilidad y dolor, a saber escuchar el
grito de la soledad y la angustia, a inclinarnos para levantar y traer de
vuelta a la vida a aquellos que caen en la esclavitud de la droga”. Y también, recemos por estos criminales, que dan la
droga a los jóvenes. Son criminales, son asesinos. Recemos por su conversión.
En este Día
Mundial contra la Droga, como cristianos y comunidades eclesiales recemos por
esta intención y renovemos nuestro compromiso. ¡Gracias! Fuente:
Aciprensa.