Evangelio lunes 10 de junio 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Bienaventurados los que
lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y
sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los
limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan
por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.” °°° Mateo 5, 1-12.
Cómo podemos describir el ambiente, la sintonía de vida, de todos
aquellos creyentes que toman en serio la Palabra de Dios y lograr vivir en
el Reino que el mismo Salvador instituyó en el mundo. La respuesta es la
siguiente. Será bienaventurado, será
feliz, logrará hacer la voluntad de Dios, aquella persona que logre perseverar
en las 8 propuestas del Hijo de Dios. ¿Cuáles son esas propuestas?
La pobreza en el espíritu, la mansedumbre, soportar el dolor y el
sufrimiento, practicar muy bien la justicia, tomar decisiones siempre desde la
misericordia, guardar la pureza del corazón, ser un mensajero y ejemplo de la
paz, ser muy sabio para enfrentar la persecución y la difamación.
Un buen ejemplo para nosotros los católicos, lo tenemos en la Santísima
Virgen María, ella se conservó Bienaventurada porque escuchó y cumplió con la
Palabra de Dios. (cfr. Lucas 11, 27-28). Santa Isabel tiene toda la razón
en decirle a su prima, María: Bienaventurada por haber creído que se cumplirá
lo que te fue anunciado por parte del Señor.” (Lucas 1, 45).
San Pablo VI, Papa, enseñaba en qué consiste el reinado de Dios
expresado por Jesucristo en las bienaventuranzas: Consiste en establecer un
“mundo nuevo, un nuevo estado de cosas, una nueva manera de ser, de vivir
juntos, que inaugura el Evangelio”. Ese reinado de Dios es el proyecto de vida
para un cristiano. (Encíclica, Evangelii Nuntiandi, 23).
El Papa Francisco nos
recuerda que: Las bienaventuranzas contienen la “carta de identidad” del cristiano ―es nuestro carnet de identidad―,
porque dibujan el rostro de Jesús, su forma de vida. Cada bienaventuranza está compuesta de tres partes. Primero está
siempre la palabra “bienaventurados”; luego viene la situación en la que se
encuentran los bienaventurados: la pobreza de espíritu, la aflicción, el hambre
y la sed de justicia, y así sucesivamente; finalmente está el motivo de la
bienaventuranza.” (cfr. Audiencia, 29 de enero, 2020).
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