Evangelio lunes 1 de julio 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Viendo
Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de atravesar a la otra orilla. Se
le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas.» Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no
tiene dónde reclinar la cabeza.» Otro, que era discípulo, le dijo: «Señor,
déjame ir primero a enterrar a mi padre.» Jesús le replicó: «Tú, sígueme. Deja
que los muertos entierren a sus muertos.» Mateo 8, 18-22.
Seguir los pasos del Salvador del mundo, exige
entrega, disponibilidad, desprendimiento, humildad, sacrificio, perseverancia. El horizonte está en el Reino de
Dios, no tanto en los privilegios de quien quiera cumplir con esa misión. Ser apóstol de Dios en el mundo, no es
cambiar las reglas de juego, sino convertirse en testigo del amor de Dios
en el mundo.
El santo
padre Francisco recomienda para un buen discípulo de Cristo en su proceso
vocacional: Escuchar, discernir y vivir. Escucha muy atento la voz de Dios; discierne
lo que va a hacer y lo hace bien; empieza a vivir de acuerdo a las reglas de
Dios.
Quien
desee seguir los pasos del Maestro, deberá meditar el siguiente texto:
“Jesús siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios.
Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose
semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a
sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.” (Filipenses 2, 6-8). Humildad, sacrificio, perseverancia,
identidad con el Maestro, no pueden faltar en el futuro apóstol de
Jesucristo.
. Un excelente Cardenal, advertía: “Ser cristiano es seguir a una persona, a
Jesús de Nazareth, quien nos ofrece el misterio salvífico de Dios,
salvación por la que se deben correr todos los riesgos necesarios. La
radicalidad en vivir el discipulado del Hijo de Dios se traduce inevitablemente
en un estilo de vida totalmente opuesta a la que el mundo está acostumbrado a vivir”
Nos reconocen como mensajeros de Dios porque somos diferentes.”
Nuestro Papa Francisco enseña: “Si queremos seguir a Jesús, debemos
recorrer el camino que Él mismo ha trazado, el camino del servicio. Nuestra
fidelidad al Señor depende de nuestra disponibilidad a servir. Y esto cuesta,
lo sabemos, porque <sabe a cruz>”.
Cuanto más servimos, más sentimos la
presencia de Dios. Sobre todo, cuando servimos a los que no tienen nada que
devolvernos, los pobres, abrazando sus dificultades y necesidades con la tierna
compasión. (cfr. Ángelus 19 de septiembre, 2021).
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