7 de junio de 2024

NOS DEJAMOS GUIAR POR UN CORAZÓN MATERNAL Evangelio sábado 8 de junio 2024


NOS DEJAMOS GUIAR POR UN CORAZÓN MATERNAL                                    
Evangelio sábado 8 de junio 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén, sin que ellos se dieran cuenta.
 
            Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de Él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
 
            Y todos los que lo oían quedaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados”. Jesús les respondió: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que Yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?” Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.” Lucas 2, 41-51. 
 
            Una forma muy práctica de llegar a Jesucristo, de conocer su misterio, de entrar en la vida del Hijo de Dios, es a través de la Santísima Virgen María. Históricamente lo recomienda la Escritura, los santos, los hermeneutas bíblicos. Nuestra Madre celestial como intercesora, y medio excelente de comunicación, como mediadora de tantas gracias nos permite confiar en su amor maternal, para que consagrados a su corazón inmaculado podamos gozar de la vida de su Hijo Jesús.
 
            El corazón inmaculado de nuestra querida señora, nos brinda una buena multiplicidad de enseñanzas. La primera es el mandato universal, de dejarnos guiar por el amor de Dios. Aprender a amar según el corazón de María para nunca lastimar a ninguna persona, para realizar siempre el bien, para perdonar con mucha facilidad.
 
            La segunda, es saber con certeza, dónde podemos guardar la Palabra de Dios. La respuesta es: “María guardaba todas sus cosas en el corazón”. (Lucas 2, 19). Quien conserva la Palabra divina en sus labios y en su corazón, cumple verdaderamente con la voluntad de Dios. Es ese tipo de tipo como la Virgen María: Buena, llena de amor, humilde, servicial, disponible, buena escucha del mandato divino.
 
            La Tercera, es poder imitar el corazón de nuestra querida madre celestial. Por ejemplo: María es prudente, buena escucha y respetuosa a la voy de su Hijo: “Yo debo ocuparme de las cosas de mi Padre” (Lucas 2, 51). María Santísima, es obediente y respetuosa a la misión de su Hijo. Ella dice a los empleados en Caná de Galilea: “Hagan lo que Él les diga”. (cfr. Juan 2, 1-12). 

María asume con alegría y amor la misión que le encomienda su Hijo. “Ser la madre de todos los creyentes” (Juan 19, 26-27).
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