13 de junio de 2024

EL ADULTERIO ES UN PECADO ODIOSO Evangelio viernes 14 de junio 2024


EL ADULTERIO ES UN PECADO ODIOSO                                    
Evangelio viernes 14 de junio 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero Yo les digo: El que mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
 
            Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
            También se dijo: “El que se divorcia de su mujer debe darle una declaración de divorcio”. Pero Yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido comete adulterio.” Mateo 5, 27-32.
 
            La pureza del corazón, la pureza del alma, la pureza de la mente, la pureza de las palabras, permitirá que cada persona comprenda dónde está el valor de la justicia con los demás. La misericordia y el perdón van en comunión con la justicia. En la Antigua Alianza se fijó como un presupuesto moral el tema del adulterio (Éxodo 20, 17) como una violación del derecho de la persona, un pecado odioso (Job 31, 11), es una fallida decisión que destruye la vida de las personas. (Proverbios 6, 26ss). Es algo que lleva a la fosa (Eclesiástico 9, 9)
 
            La tercera parte de nuestro Catecismo de la Iglesia Católica, nos recuerda que el sexto mandato de la ley de Dios, prohíbe el adulterio. Los profetas denuncian su gravedad y lo comparan como un pecado de idolatría. (cfr. Jeremías 5, 7). El adulterio es una injusticia. Falta a la caridad y a la misericordia. (cfr. Numerales, 2380 – 2391). El remedio para los desórdenes en materia de vida afectiva y sexual, es la bienaventuranza: "Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios" (Mateo 5, 8).
 
            Existe un vínculo entre la pureza del corazón, la pureza del cuerpo y la fe.  El gran doctor de la Iglesia, san Agustín de Hipona, recomendaba: “Los fieles deben creer los artículos del Símbolo “para que, creyendo, obedezcan a Dios; obedeciéndole, vivan bien; viviendo bien, purifiquen su corazón; y purificando su corazón, comprendan lo que creen” (cfr. Symbolo 10, 25) (cfr. Catecismo numeral 2518 – 2519). 

Viene bien pensar en la virtud de la templanza: Los pensadores griegos en su filosofía la definían como la capacidad de mantener la calma y el equilibrio.
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