Evangelio sábado 29 de junio 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Simón Pedro
contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo:
«Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la
carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo
que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del
Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los
Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que
desates en la tierra quedará desatado en los cielos». Mateo 16, 13-19.
Bienaventurada
será aquella persona que cree en Dios, que hace la voluntad de Dios, que
identifica el ser de Dios. San Pedro y san Pablo son privilegiados ante la
Gracia y la misericordia de Dios. El Salvador del mundo contempla la grandeza,
la sabiduría, la fe de uno de sus discípulos. Lo declara bienaventurado y le
entrega las llaves de la obra de Dios en el mundo: “Su Iglesia”. Le encomienda
la misión de ser pescador de hombres. (cfr. Lucas 5, 10) Lo nombra cabeza del
grupo de apóstoles. (cfr. Juan 1, 42) Le indica que su misión debe ser
apacentar las ovejas. (cfr. Juan 21, 17-18).
San Pedro es el merecedor de esa
gracia. Lo es por varios motivos: Desde un primer momento centró toda su
atención en el Maestro. Escuchó cuidadosamente a su Maestro. Aprendió muy
rápido los deseos de su Maestro. Con su sabiduría y astucia, siempre se le
ocurría algo para proponerle al Maestro. Tenía el don de ser líder y las ganas
de conducir a los demás.
Solo
le faltaba un poco de pulimiento. Dios se encargó de quitarle lo que no
necesitaba: Bajarle el tono al orgullo y caminar como los grandes de Dios que
son humildes. Discernir lo que su Maestro quiere que tenga en cuenta. Por
ejemplo: No caer en la tentación de negar a su Maestro, (cfr. Marcos 14, 30) al
igual que interrumpirle el paso a su Maestro que va rumbo a Jerusalén. (cfr.
Mateo 16, 23). No cortarle la oreja al soldado que iba a arrestar a su Maestro.
(cfr. Juan 18, 12).
San Pablo recibiendo su conversión como gracia
de Dios, se convierte en el apóstol de los gentiles. Es el excelente proclamador de la Palabra de
Dios. Tenía formación teológica, filosófica y jurídica. Gran misionero en
Grecia, Asia Menor, Siria y Palestina. Fundador de un buen grupo de comunidades
como: Antioquía, Corinto, Éfeso, Roma. Murió decapitado en el año 62 tiempos de
Nerón, en Roma.
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