24 de junio de 2024

PRUDENCIA EN EL HABLAR Y TRATAR A LOS DEMÁS Evangelio martes 25 de junio 2024


PRUDENCIA EN EL HABLAR Y TRATAR A LOS DEMÁS
Evangelio martes 25 de junio 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús dijo a sus discípulos: No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
            Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.” Mateo 7, 6. 12-14.
 
            Cuando se trata de anunciar el Evangelio, enseñar la Palabra, proponer el cambio de mentalidad entre la antigua y nueva alianza, el criterio que señala el Maestro de Nazareth es la prudencia. Es necesario buscar el equilibrio en la manera de hablar. Debo evitar los extremos. Creer que el discípulo es quien tiene la razón y los demás no. No ser duros en el lenguaje con las demás personas. Procurar un trato digno, sin comparaciones. El ápice de todo este trabajo pastoral es la norma de oro: “Trate a los demás, como le gustaría que lo trataran a usted” (Lucas 6, 31).
 
            El Papa Francisco recomienda la actitud de la delicadeza, la prudencia, la humildad, como principio para poder predicar la Palabra, para no ofender a los demás, para no herir a los demás. Dice el santo Padre: “ustedes saben que las palabras matan. Cuando hablo mal y hago una crítica injusta, cuando descarno a un hermano con mi lengua, esto es asesinar la reputación del otro. También las palabras asesinan. ¡Vamos, con esto, seriamente!  (cfr. Ángelus, 7 de septiembre, 2014). 
 
            Si se cumple bien la misión en nombre del Nazareno, es oportuno no perder el tiempo en discusiones inútiles, no exponer las personas al escarnio público. La manera de actuar de cada persona, indica la nobleza y la bondad de su ser. Aprendemos del aforismo bíblico latino: “Ex abundantia cordis os loquitur”. De la abundancia del corazón habla la boca.
 
            Corren mucho peligro los discípulos que hablan demasiado de los demás. El hablador contumaz siempre camina en terreno peligroso. Quien aspira a ser un excelente discípulo de su Maestro, hace realidad el proverbio en su vida: “El que vigila su boca conserva su vida, el que abre mucho sus labios se pierde.” (Proverbios 13, 3).
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